sábado, 23 de febrero de 2013

El universo topológico, un paradigma sobre la conservación de la conciencia.

Entrelazamiento, superposición, no localidad. 

Conciencia es la trinidad pensamiento, emoción, acción.

Siendo el sueño de alguien, todo pensamiento está fundado y hecho de pensamiento en un dominio donde la conciencia crea la realidad misma.

Campo energético o aura que determina la forma de los organismos vivos, la conciencia es inmortal.

La sapiencia es la potencia creativa del universo entero, en sí misma pleno conocimiento de su existencia y alma del mundo - logos y pensamiento divino para la forma perfecta de la creación.

La materia es un epifenómeno que surge de la mente por el cuerpo que ha venido a existir por el espíritu.

La sustancia definitiva de todo es la conciencia - y llevarás contigo toda la conciencia que hayas alcanzado.

Energía. Frecuencia. Vibración. La vida es momento y el universo pensamiento que si se imagina, existe. Ilusión singular, binaria, polarizada y persistente figurada por el Uno.

Vemos al mundo como somos. Nada se hace sin que antes se imagine. Al mismo tiempo, no podemos figurar en un universo que no nos contenga, ya que su componente es el acto inherente de observar y ser observado.

La vida es la forma consciente e indestructible de energía del pensamiento de cualquier clase que causa un cambio físico. En este estado, el cuerpo es el santuario de la conciencia.

La base de la razón es la conciencia mental de su existir, lo que se piensa y se percibe son secuencias que entran y salen de escena, pero la conciencia del escenario siempre está para el Uno.

La realidad es proyección de conciencia que se retroalimenta del entorno colectivo de categoría compartida, pero cuya intención modifica la probabilidad de los eventos mediante un fenómeno de resonancia armónica conjugada que deja su impronta de rastro indeleble en el ambiente esencial a la materia, y que en cuanto al número de determinantes resulta, para todos los propósitos, imposible de asimilar por la conciencia.

La realidad es información vibracional. Se cambia la realidad al cambiar el sistema de información. La acción será y ha sido siempre en el nivel de conciencia, pensamiento e intención, porque este es el nivel en que los sistemas de información que crean el mundo físico donde reside en la sustancia del yo sucesivo y simultáneo,

Un ser conciente es una entidad que posee creatividad y personalidad capaz de entenderse a sí mismo en unidad individual de conciencia independiente del universo físico. Nuestro sentido de separación es estrictamente una ilusión basada en el cerebro. Somos el universo conciente de sí mismo. 

La física de cualquier sistema puede ser descrita en el límite del propio sistema. La realidad física de un sistema de tres dimensiones puede ser descrita en dos dimensiones 'senciencia'. Un holograma esta hecho alumbrando un rayo de luz directamente sobre una placa sensible, como haz de referencia, que luego se combina con otro haz de luz redirigido hacia el objeto, y luego de regreso a la placa de registro.

Los dos haces de luz crean un patrón de interferencia que se registra en la placa sensible a la luz, una secuencia vibracional que da como resultado vívidos objetos tridimensionales proyectados, donde una pieza mínima del holograma contiene toda la información del holograma completo.

Al igual que el punto de vista del individuo dentro del sistema de dibujo y pintura de la perspectiva sitúa a la persona en el centro de una visión del mundo a través del análisis individual y logra que el observador controle el ambiente natural a menudo hostil. Este punto de vista en perspectiva de horizonte requiere una conciencia independiente y la dedicación al detalle visual y el análisis con el fin de consumar una perspectiva en profundidad. 

Se cree que cuando un material toca la superficie de un agujero negro se convierte en un holograma, una copia casi perfecta de sí mismo que continua existiendo de igual manera que lo hacía antes, entanto el universo no sea más que una proyección holográfica tridimensional de una imagen bidimensional al límite de un agujero negro.

Pero los hologramas creados por el agujero negro no son exactamente idénticos al original. Paradójicamente, los agujeros negros emiten una radiación constante, lo cual supondría que pierden masa y que eventualmente se esfuman, un predicamento que se opone al axioma de que la información de un estado no se crea ni se destruye. Ello sugiere que las fluctuaciones cuánticas alrededor de la región del horizonte de sucesos del agujero negro registran la información de la historia del agujero negro.

Los hologramas serían el registro de la historia del agujero negro en torno a las fluctuaciones cuánticas del horizonte holográfico de un agujero negro, perpetuamente a un paso del oscuro abismo radiante, copias de algún ser más perfecto, algo que sugiere que nuestro mundo es una copia de ideas o imágenes suspendidas en la eternidad de un espacio que nutre las formas donde la conciencia participa en la mente cósmica y donde el universo se reconoce a sí mismo.

Todos participamos en la realidad del universo que se compone del intelecto, el espíritu y la materia. Al observar concientemente interferimos en el resultado de la creación y la condensamos en objetos físicos tridimensionales. Sin embargo, no hay materia como tal sino energía de plasma en forma de fuerza mental.

El futuro expresará la unión del ser humano con la máquina. La física cuántica, el electromagnetismo y la nanotecnología son los medios para una pretendida matriz artificial que supone un control completo de la biología y de todas las formas de vida.

En Física Cuántica, también conocida como mecánica ondulatoria; rama de la física teórica y aplicada que estudia el comportamiento de la materia cuando las dimensiones de ésta son tan pequeñas -en torno a 1.000 átomos-; hay realidades alternas para toda realidad, donde empiezan a notarse efectos como la imposibilidad de conocer con exactitud la posición o momento de una partícula, o su energía, y establecer simultáneamente su posición y velocidad sin afectar a la propia partícula, llamado Principio de Incertidumbre Cuántica, una ampliación determinante del ser en que la conciencia no se puede destruir en un universo de infinitos universos posibles u omniverso.

Los dos pilares de esta teoría son:
• Las partículas intercambian energía en múltiplos enteros de una cantidad mínima posible, denominado quantum o quanto de energía.
• El momento de las partículas viene definido por una función que describe la probabilidad que dicha partícula se halle en tal posición en ese instante.

En mecánica cuántica, la relación de indeterminación o principio de incertidumbre, establece la imposibilidad que determinados pares de magnitudes físicas sean conocidas con precisión arbitraria. Cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y por tanto su velocidad, debido al comportamiento impredecible de las partículas subatómicas.

Este principio de incertidumbre cuántica también establece que ninguna partícula subatómica puede ser llevada a descansar completamente, ya que siempre tiene un mínimo movimiento residual. La energía del Campo de Radiación de Punto Cero -un campo de campos- sigue actuando sobre las partículas de modo que nunca se detiene en el centro de mayor concentración de una fuerza que se extiende por el espacio, siendo un campo una matriz o medio que conecta dos o más puntos del espacio, por lo general a través de una fuerza, como la gravedad o el electromagnetismo. Fuerza generalmente representada por ondas u olas resonantes en el campo.

En pocas palabras, un campo es una región de influencia. Un campo electromagnético es simplemente un campo eléctrico y un campo magnético que se cruzan en el envío de ondas de energía a la velocidad de la luz. Se forma un campo eléctrico y magnético alrededor de cualquier carga eléctrica, lo que más sencillamente es un exceso o falta de electrones. Ambos campos eléctrico y magnético, tienen polaridades negativa y positiva, y causan la atracción o repulsión de cualquier otro objeto cargado en opuesto, dependiendo de si las cargas son una positiva y otra negativa; o las mismas, ambas positivas o negativas.

El campo se considera pues el área del espacio donde esta carga y sus efectos pueden ser detectados. La noción de un campo electromagnético es simplemente una abstracción conveniente inventada y representada por líneas de ´fuerza´ que indican la dirección y la forma, para tratar de dar sentido a las acciones notables de la electricidad y el magnetismo en su capacidad para influir sobre objetos a una distancia técnicamente infinita sin sustancia detectable o materia de por medio. Uno de los aspectos más importantes de las ondas es que son codificadoras y portadoras de información.

Los campos cuánticos no están mediados por fuerzas sino por el intercambio de una energía que se redistribuye constantemente en un modelo dinámico, propiedad intrínseca de las partículas, por lo que incluso las partículas ´reales" no son nada más que el nudo de una energía que emerge brevemente y desaparece de nuevo en el campo base.

Cuando un electrón hace una transición de un nivel de energía a otro, emite un fotón con energía particular que implica el nivel más bajo de energía radiada en el estado fundamental, o fenómeno de las líneas espectrales. Este tipo de emisión y reabsorción de partículas se produce con todas las partículas cuánticas del universo. Un bucle de auto-generación retroalimentada a través del cosmos.

Una de las reglas de la electrodinámica es que una partícula cargada fluctuante emite un campo de radiación electromagnética. Esto significa que además del propio Campo de Radiación de Punto Cero, existen una infinidad de campos secundarios. Entre dos partículas, estos campos secundarios causan una fuerza de atracción que tiene que ver con la gravedad. Pudiera ser que la gravedad no fuera una interacción entre los objetos, sino sólo un efecto residual, o quizás un efecto secundario del Campo de Radiación de Punto Cero causado por alteraciones en el campo debido a la presencia de la materia.

La propiedad de la inercia que poseen todos los objetos del universo físico es su resistencia a ser acelerados en el Campo de Radiación de Punto Cero. La inercia es una fuerza retardataria de partículas que se mueven a través de un campo magnético, componente del Campo de Radiación de Punto Cero que reacciona con las partículas subatómicas cargadas. Cuanto más grande sea el objeto, más partículas contiene y tanto más se mantiene estacionario en el campo, y quiere decir que la materia corpórea a la que se ha atribuido una masa innata resulta ser una ilusión.

Todo lo que sucede en este mar de fondo de energía se opone a la aceleración agarrando a las partículas subatómicas que empujan un objeto y le confieren una masa o inercia, de modo que se requiere un esfuerzo para iniciarlo en el movimiento y exactamente el mismo esfuerzo para restaurarlo a su estado original, y sugieren que tanto la inercia como la gravedad son fenómenos electromagnéticos que resultan de la interacción con la materia.

El movimiento de un cuerpo cargado, equivalente a una corriente, crea un nuevo grado de desplazamiento eléctrico del éter a través del cual se mueve, e influye en la resistencia a los cambios en la velocidad afectada por los protones y electrones que componen el cuerpo en sí.

El aumento del trabajo requerido para mover un objeto causa el aumento de la resistencia o inercia, reflejada por el aumento de su tendencia a permanecer en movimiento  o impulso, lo que lleva a una reordenación de la forma de movimiento o desplazamiento de las cargas positivas y negativas que corresponden al movimiento.

Por lo tanto, una vez en movimiento a una velocidad constante, su impulso se incrementa en consonancia con el aumento de su ´masa virtual´. Es evidente que tanto la inercia y el impulso son causadas por la misma fuerza, que por la configuración de los patrones es una persistencia de reacción en la estructura atómica y eléctrica de la masa para mantener su estado actual. Así como los cambiantes campos magnéticos o eléctricos son necesarios para la inducción, la creación de este tipo de campos que mutan al cambiar de movimiento son la base de la inercia y el momento.

Todos los cuerpos están en movimiento, y dentro de todos los cuerpos, los protones y los electrones también están en movimiento, ya que la elasticidad vibratoria del movimiento se produce en la materia ponderable y en el éter que establece ciertos patrones de movimiento en los electrones y protones, átomos y moléculas, materia ponderable que pasa a través de él.

Para el caso, a medida que el planeta atraviesa el éter, sus fuerzas electrostáticas varían rápidamente para alcanzar hacia fuera una cierta distancia y polarizan los componentes eléctricos negativos del éter, que afecta a los organismos a su alcance en la creación de lo que se llama la gravedad cuántica.

En física clásica, todos los atributos de un objeto son en principio capaces de ser medidos. No así en física cuántica. Se puede medir las propiedades de un solo electrón con exactitud, pero no sin producir imprecisión en algún otro atributo cuántico.

Las propiedades cuánticas siempre vienen en pares conjugados. Cuando dos propiedades tienen esta relación especial, es imposible saber de las dos al mismo tiempo con completa precisión. El Principio de Incertidumbre o de Indeterminación dice que si se mide exactamente la posición de una partícula, se debe sacrificar un conocimiento preciso de su momento, y viceversa. Tal tipo de relación se sostiene para todas las propiedades dinámicas de partículas elementales en la incierta realidad atómica.

Significa renunciar por completo a la idea del intercambio de energía en quantos bien definidos y sustituirla por el concepto de resonancia entre frecuencias vibratorias, según la cual una partícula no puede tener al mismo tiempo una posición bien definida y una velocidad bien definida, ni puede decirse que sea en cualquier punto preciso en un momento dado, e implica que no podemos estar seguros que la misma partícula se pueda observar dos veces, ya que una partícula individual no es una entidad permanente y definida de identidad o igualdad detectables. En otros términos, las cosas no son aún ´cosas´, sino son más bien posibilidades, movimientos posibles de la conciencia.

La física tiene que preceder a la teleología. La física prueba la causa eficiente de las cosas naturales, mientras que la teleología demuestra sus causas finales. Esto se explica por el simple hecho que las causas finales sólo se perciben una vez que son percibidas las causas eficientes. El paradigma del universo observable es obsoleto. El hiper-espacio infinito supera con creces los límites de ese universo, realidad múltiple basada en las nuevas capacidades de medición y en ecuaciones matemáticas resueltas por los físicos.

La mecánica cuántica es el último desarrollo en la búsqueda científica para entender la naturaleza física de la realidad, una descripción matemática precisa del comportamiento de partículas fundamentales. Hasta ahora todas sus predicciones experimentales han sido confirmadas con exactitud.

Los nuevos campos que han surgido en Física -ciencia que no será completa hasta que pueda explicar de dónde vienen la materia y energía- como la Física de la Materia Condensada, la Superconductividad, la Física Nuclear y la Física de Partículas Elementales, encontraron en la mecánica cuántica una base consistente.

Comprender lo que está pasando en el cerebro el momento que uno decide, voluntariamente, evocar un pasaje musical o hacer una inhalación profunda es como intentar abrazar un fantasma. Esta es la esencia de lo que se llama pensar y constituye la conciencia primaria. Ese simple acto de conciencia es el mayor reto de la neurociencia hoy en día. Sin duda la mente es lo que hace el cerebro. La conciencia está determinada por los estados físicos del cerebro y surge como el recurso evolutivo más importante para la supervivencia. Los procesos cerebrales causan conciencia, pero la conciencia que causan no es una sustancia o una entidad extra, es simplemente una característica de nivel superior de un sistema orgánico integrado.

El universo es un sólo campo unificado de olas y toroides, de hecho tornados de vórtices simétricos, una geometría de la incrustación perfectamente distribuida y no destructiva de nodos de onda llamada conciencia, la ley natural de un ser en perfecta ramificación anidado como fractal.

El papel crucial de la conciencia incluye nuestra impresión de que podríamos haber elegido obrar de otra manera de como lo hemos hecho, y este básicamente es un enigma cuántico. Toda partícula emite y recibe ondas con información para sobrevivir. Todos desdoblamos la conciencia, pero vamos a tal aceleración que es imposible que se pueda percibir. Los tiempos imperceptibles son siempre tiempos reales en donde se fabrican futuros instantáneos. Sin estos potenciales, la vida es imposible. El presente no es más que el regreso de un futuro que la conciencia crea en el pasado.

La Teoría del desdoblamiento del tiempo prueba que el horizonte de una partícula se convierte en partícula de un horizonte mayor, como una segunda conciencia propia en otra dimensión. Un desdoblamiento de los tiempos debido a aceleraciones sucesivas de su transcurrir, es decir, un pasado un presente un futuro al mismo tiempo.

Imaginemos dos mundos idénticos que transcurren a diferente velocidad, uno más lento y el otro más rápido, de tal forma que éste más rápido, e imperceptible para el otro, puede informar sobre lo que acontece a este más lento, y beneficiarse así de esta información para tomar el camino más adecuado en el supervivir cotidiano.

Dicha información se intercambia mediante aperturas imperceptibles entre los distintos tiempos, que son aceleradores o relentizadores del transcurso del tiempo y que conducen la conciencia hacia otros espacios a velocidad prodigiosa. Ese Doble es verdaderamente otro Yo. El cuerpo visible explora el espacio del propio tiempo, el otro, totalmente imperceptible, viaja en los diferentes tiempos de su desdoblamiento.

De manera esquemática resulta que un cuerpo energético informa al cuerpo físico. El presente actualiza futuros potenciales creados por el pasado. Un cambio de pensamiento de un segundo crea numerosos potenciales de equilibrio en un tiempo acelerado, cuya síntesis instantánea en su propio tiempo conlleva una respuesta en forma rápida. El Doble experimenta muy rápidamente el futuro, y por aperturas imperceptibles entre los dos tiempos, intercambia información de manera permanente para componer el transcurso.

Las información del futuro entre varios potenciales es el control que equilibra la conciencia. El Doble contacta con el Yo para transmitirle a velocidad variable la información que mejor considera vital. Y es efectivamente ese control lo que permite obtener el intercambio de informaciones deseadas.

La propia observación crea la realidad física observada como una explicación de la conciencia tal cual, y equivale a la negación mecanocuántica de la existencia de un mundo real independiente de la percepción. Obviamente, hay cosas más fáciles de entender y de creer en cuanto a la naturaleza de la realidad y de la conciencia.

La teoría cuántica dice que la observación misma de la posición de un objeto puede influir instantáneamente en comportamiento de otro objeto muy distante, sin estar conectados por ninguna fuerza física, lo que equivale a negar la existencia de una realidad física independiente de nuestra percepción misma. Hay pues una intrigante conexión entre lo que llamamos mundo físico y lo que llamamos mente. Si bien la mayoría de personas compartimos intuiciones de sentido común, tal visión cuántica del mundo es más extraña de lo que podemos suponer.

Conceptualmente, la realidad tridimensional debe ser definida como una serie de secciones infinitesimales de un cuerpo de cuatro dimensiones, tres en el espacio y una en el tiempo, o espacio-tiempo. Esto significa que la toda realidad es una sección de un cuerpo de cuatro dimensiones, un ámbito de dimensiones potenciales más allá de la contemplación tridimensional, y entonces la conclusión lógica es que como unidades de conciencia de lectura de onda, de alguna manera somos responsables de la percepción lineal del tiempo. Pero esto crea un problema insuperable que no tiene dimensión, porque el campo de la conciencia es una imagen de espejo del campo de gravedad de la materia percibida.

Toda interpretación de la mecánica cuántica involucra la conciencia, ya que sus fundamentos son problemáticos y porque no hay manera de interpretar la teoría cuántica sin encontrarse con la conciencia primaria. La percepción pues no es una realidad única, ni hay un sólo modelo de conciencia, apenas somos conscientes de una alternativa posible.

Todo lo que puede ocurrir al desplegarse la función de onda ocurre. Las dos o más opciones se cumplen y jamás se encuentran. No es pues una realidad única, sino una equivalencia de una realidad no segura. El mundo que experimentamos es sólo una ínfima fracción de todos los infinitos mundos posibles. La función de onda se desarrolla no sólo hacia adelante en el tiempo sino hacia atrás en el pasado. Así pues, la luz de una estrella que llega del pasado se percibe o no en la conciencia futura como consecuencia no excluyente.

La constante de Planck viene dada así:
H = 0,000 000 000 000 000 000 000 000 006 626.

La quantificación de toda radiación electromagnética y de luz se comporta de manera termodinámica como si estuviera conformada por quantos de energía y partículas de luz de magnitud independiente entre si. La materia puede absorber o emitir radiación electromagnética, es decir luz, sólo en paquetes de energía denominados quantos, cuyo tamaño es proporcional a la frecuencia de la radiación. La luz siempre existe bajo forma de quantos, y esa es la razón por la cual la materia emite y absorbe luz como tal.

Siguiendo las peculiares leyes de la mecánica cuántica y demostrando que son aplicables a escala macroscópica, se ha logrado crear el primer ingenio cuántico; se trata de una pequeña pestaña metálica semiconductora que interactúa con un surco cuántico; primero se enfrían a temperaturas ultrabajas hasta un estado base -el de mínima energía permitida por la mecánica cuántica- y luego la elevan en solo un quanto de energía, logrando generar un estado de movimiento puramente cuántico que adquiere un estado de superposición, vibrando mucho y poco simultáneamente.

La realidad cuántica es un limbo de posibilidades coexistentes. Un electrón puede girar en dos direcciones a la vez, o un átomo estar simultáneamente en dos lugares diferentes. Cualquier medida hecha en un sistema cuántico cambia por superposición de manera irreversible el estado del sistema, hasta que la interacción con el resto haga que el objeto recoja un estado e irradie información. En física cuántica, cada uno de los dos objetos pueden existir en su propio estado, o los estados de los objetos pueden entrelazarse, lo que significa que mientras están separados no son independientes uno de otro.

La luz se comporta a veces como una partícula, y a momentos como una ola. Los fotones son unidades mínimas de energía de luz, que a diferencia de las partículas de la materia, no tienen masa y siempre se mueven a una velocidad constante de 300.000 kilómetros por segundo, y cuando la luz difracta o rebota muestran un comportamiento ondulatorio. Dos fotones, como partículas elementales que forman la radiación electromagnética, incluyendo la luz, pueden moverse en direcciones independientes, pero también entrelazarse.

Las ondas asociadas con la luz se denominan ondas electromagnéticas, ya que consisten en la combinación de campos eléctricos y magnéticos. La física cuántica permite predecir la probabilidad de donde se puede encontrar partículas. La probabilidad es la amplitud de un campo de ondas, llamada función de onda, asociada con la partícula. Para los fotones el campo de probabilidad subyacente es lo que se conoce como el campo electromagnético.

Las partículas tienen dos categorías: fermiones, los bloques de construcción de los átomos, tales como electrones, protones y neutrones, que no pueden existir en el mismo lugar al mismo tiempo; y los bosones, como los fotones, que se pueden ver como partículas elementales.

Los bosones son las partículas cuánticas asociadas a los campos de fuerza que actúan sobre los fermiones. Así como el campo electromagnético es una combinación de campos de fuerza eléctrica y magnética, existe un campo incluso más general llamado campo electro-débil, que combina las fuerzas electromagnéticas y la fuerza nuclear débil. El fotón es una de las cuatro bosones asociados con este campo. Los otros tres bosones tienen grandes masas que se rompen rápidamente a componentes más ligeros fuera del núcleo del átomo.

La materia es una forma concentrada de energía que se puede transformar a otras formas de energía en un mar de campos de fuerza. El mejor entendido de todos estos campos es el campo electromagnético que mantiene unidos los cuerpos, siendo la luz una oscilación en el campo electromagnético.

La aparición de estos campos en el vacío es reflejada por el principio de incertidumbre cuántica que establece que mientras más corto es el tiempo durante el cual se realiza una medición de energía, menos preciso será el resultado, y aunque la energía del campo electromagnético en los promedios de vacío sea cero durante largos períodos de tiempo, fluctúa violentamente en escalas de tiempo muy cortas.

El vacío cuántico se convierte en algo real y perceptible en apariciones fugaces cuando la gravedad libera fotones virtuales, si se explica la gravedad como un efecto de las fuerzas electromagnéticas. Cargas oscilantes en un trozo de materia afectan a las partículas virtuales cargadas en el vacío polarizado que ejerce una fuerza sobre las cargas en otro trozo de materia. De esta manera dos trozos de materia no se atraen directamente sino sólo por medio del vacío.

La coherencia cuántica establece la comunicación en red y significa que las partículas subatómicas son capaces de resonar juntas. Estas ondas o partículas saben la una de la otra vinculadas entre sí por bandas de campos electromagnéticos comunes, aunque conserven ciertas propiedades individuales. Cuando las ondas entran en fase o sincronización, comienzan a actuar tal como una partícula subatómica gigante, lo que hace difícil distinguirlas por separado, y los efectos cuánticos vistos en una sola ola se aplican a la totalidad. Cuanto mejor sea la coherencia cuántica, más depurados serán los patrones de onda.

La Teoría de las Cuerdas determina que todo el universo todo está compuesto por una misma masa de energía minúscula que vibra de numerosas maneras para crear la percepción y formar los componentes de la naturaleza, una especie de sinfonía cósmica que resuena al compás que marcan estas cuerdas de energía. Una vibración de ondas potenciales con una amplitud que refiere su intensidad, una frecuencia que marca la rapidez de la fluctuación, y una fase que es la alineación o cronometraje de la onda.

En una premisa del todo hipotética, la Teoría de las Cuerdas postula que partículas diminutas e invisibles sostienen campos de vibración y resonancia en un hiper espacio-tiempo de 11 dimensiones. A escala humana experimentamos sólo 3 dimensiones espaciales y 1 temporal -volumen y tiempo- pero la teoría de las cuerdas opera con 7 dimensiones extras fuertemente aunadas en cada punto de nuestra realidad de 4 dimensiones.

El encuentro de la física con la conciencia surge del experimento cuántico teóricamente neutral. Ninguna interpretación de la teoría cuántica, ni siquiera su deducción a partir de una presentación matemática general, puede resolver lo que experimentamos en el enigma cuántico sin involucrar también nuestro proceso de decisión consciente, al punto de cada uno de nosotros es un suceso esencialmente posible de combinaciones aleatorias.

La energía del éter es energía de pura conciencia, da forma a la energía del universo entero, ya que el mismo universo debe resultar un ser vivo inteligente. Las ondas de torsión -así llamadas porque trazan un recorrido en espiral perfecto- viajan en impulsos espirales a través del éter mil millones de veces más rápido que la velocidad de la luz. Son causadas por eventos tales como el movimiento de los objetos físicos, y no tan sorprendentemente, también por el pensamiento consciente. Así dado, nuestros pensamientos y sentimientos se extienden mucho más allá del cuerpo y viajan a través del universo físico cuántico, por naturaleza un universo holográfico y la totalidad indivisa de todas las cosas.

La onda de torsión es una onda electromagnética no hertziana en espiral perfecto que viaja a través del vacío a velocidades súper-luminales, y que no pierde su energía incluso a muy larga distancia, o en la inversa del cuadrado de la distancia, algo que no ocurre con la energía electromagnética normal, que si la pierde. Las ondas de torsión son ondas notables, ya que nunca se desgastan, aunque se propaguen a los rincones más lejanos del universo no pierden su poder, para que en este sentido tenga vida eterna.

Las ondas de torsión fluyen dentro y fuera de toda materia física.Todos los objetos físicos tanto absorben como irradian ondas de torsión. El desplazamiento de un objeto genera ondas de torsión que se pueden medir. Los átomos son básicamente generadores de ondas de torsión. Todo movimiento deja sus huellas en forma de ondas de torsión en el éter y mientras más grande es el objeto mayor la onda de torsión generada. Por tanto, el Sol es el mayor generador de ondas de torsión en nuestro Sistema Solar. El electromagnetismo, la gravedad y las ondas de torsión son sólo diferentes formas de vibraciones del éter. Incluso los pensamientos y sentimientos humanos generan ondas de torsión.

Los campos de torsión son estáticos o dinámicos. Los campos de torsión estáticos toman la forma de vórtices implosivos. Estos campos vórtice de torsión estática en el tejido del espacio vacío pueden permanecer en un lugar durante un período muy largo de tiempo, y también propagarse a través del espacio en forma de ondas de torsión a velocidades super-luminales, cruzar la barrera del tiempo y moverse hacia el futuro.

Los efectos creados por los campos de torsión permiten entender por qué la materia y la energía son intercambiables y qué es lo que le da a la materia su solidez, y que la materia es una forma densa de la energía acumulada que tiene propiedades de la inercia interna que le da masa.

Así que en realidad, no hay nada sólido sobre la materia. La masa es una ilusión de una cosa sólida, y la inercia no una propiedad inherente de la masa, mas todo lo contrario, la inercia almacenada por hacer girar el electromagnetismo en una región local del espacio crea el efecto que observamos como masa, pero en primer lugar es el campo de torsión que crea la materia.

Los campos de torsión estáticos creados por influencia humana son capaces de provocar cambios sutiles en la materia, tanto que también pueden ser memorizados por el agua, que resulta ser un medio muy adecuado para almacenar los campos de torsión estáticos. Además, el agua es capaz de memorizar la constitución de compuestos químicos que fueron disueltos en ella. De alguna manera, un campo de torsión puede crear en el agua una huella de memoria de los productos químicos disueltos en ella, huella del campo de torsión original del compuesto químico.

Es inútil pensar en términos de partículas separadas. La conciencia no sólo está presente en las formas de vida animada, sino también en la materia inanimada, ya que la energía, el espacio, el tiempo y la conciencia no son cuestiones separadas. La conciencia debe ser el fundamento de todo ser, siendo primordial para darle su forma física.

La teoría cuántica y el fenómeno de la conciencia determinan que no es la probabilidad lo que hay, sino lo que cualquiera percibiría. Las correlaciones tienen realidad física, pero aquello que correlacionan no la tienen. Esto resulta en una teoría cuántica de correlaciones sistémicas en el mundo no consciente, pero sin necesidad de observadores que colapsen esta función de onda. La interpretación de múltiples mundos posibles resuelve el enigma de la conciencia primaria al incluirla en el estratagema cuántico. Hay dos versiones de uno mismo, cada una en un mundo paralelo, que ignora sin libre albedrío la existencia de su otro yo.

La función de onda tiene dos aspectos, por un lado es la realidad física total de un objeto, y por otro, su conjetura, esa realidad como pura información, ya que la descripción del mundo físico real es imposible. En circunstancias normales se puede hablar de un mundo que existe ahí a fuera, independiente de nosotros, pero lo cierto que hay un extraño sentido en el que éste es un universo participativo y latente. En suma, toda interpretación de la mecánica cuántica involucra a la conciencia y a la aparente creación de la realidad por la observación consciente.

La conjetura de Poincaré, ahora teorema de Poincaré-Pedelman, es una afirmación topológica sobre el comportamiento a largo plazo de las órbitas de los sistemas dinámicos continuos en el plano. En topología, las propiedades de los cuerpos geométricos permanecen inalteradas e inexactas por transformaciones continuas, ya que los objetos se equivalen en un amplio sentido plástico siempre y cuando no se los fracture ni se los pegue. Una conjetura es un teorema al que le falta la parte más interesante: la demostración. Dicho de otro modo: una conjetura nada tiene que ver con un teorema; es una simple afirmación.

La relación más habitual que se emplea en topología es la relación ´ser homeomorfo´, porque en un espacio de trabajo dado, dos objetos de dicho espacio o dos subconjuntos de puntos son homeomorfos si pueden transformarse el uno en el otro mediante una transformación continua espacial llamada homeomorfismo. Al tratar a todos los objetos de cada clase como uno sólo obtenemos un panorama mucho más racional del universo representado. Es de esperar, y de hecho está asegurado, que todos los objetos de una misma clase de homeomorfía exhiban las mismas propiedades topológicas. Lo que vale para un espacio topológico no tiene porqué valer para otro. Dado que un espacio de tres dimensiones no es homeomorfo a uno de siete dimensiones, cabe esperar que ciertas cosas topológicas que ocurran en un universo de tres dimensiones no ocurrirán o al menos no tienen porqué ocurrir en otro de siete dimensiones, y viceversa.

Consideremos una esfera como un conjunto de puntos del espacio que equidistan de otro, llamado centro. Bajo esta definición una esfera es una superficie y no una bola maciza sino la superficie que la delimita, y una determinada colección de propiedades de la esfera es una caracterización topológica de la misma. Tres propiedades topológicas son importantes en una esfera: es compacta, es orientable y es simplemente conexa. Este conjunto de tres propiedades es una caracterización de una 2-esfera, pero ¿qué ocurre en dimensiones superiores? Una 3-esfera no es una esfera maciza, sino es una variedad diferenciable de tres dimensiones, que podemos definir como el conjunto de los 4-puntos que equidistan de un punto central dado, y por tanto es una 3-variedad inmersa en un espacio de 4 dimensiones. La Conjetura de Poincaré-Pedelman afirma que para cualquier número de dimensiones el conjunto de las tres propiedades es en efecto una caracterización de las n-esferas.

Para la ecuación de función de onda independiente del tiempo, ningún objeto cuántico posee propiedades definidas, ya que los valores de las magnitudes observables emergen en el momento mismo de la medición. En mecánica cuántica, las trayectorias exactas de las partículas, predichas por la mecánica clásica, carecen de sentido, sólo tiene significado real la mera probabilidad de encontrar la partícula en una posición determinada.

Los electrones pueden comportarse como partículas y ondas. Como ondas, los electrones no tienen posición precisa pero existen como ´campos de probabilidad´. Como partículas, el campo de probabilidad es un objeto sólido en un tiempo y lugar particulares. Los electrones no medidos o desapercibidos se comportan en una manera diferente que los medidos. Cuando no son medidos, los electrones son ondas. Cuando son observados, se convierten en partículas. El mundo se construye finalmente de partículas elementales que se comportan de esta forma curiosa en el nivel cuántico, la partícula/onda brillando intermitentemente adentro y afuera de la existencia.

La Teoría del Campo Unificado No Lineal Cuántico demuestra que la realidad física surge por vibración abstracta de una sustancia creadora de energía oculta. La presión de este ´fluido´ energético constante nos rodea sin que normalmente notemos su presencia. En otras palabras, los átomos y las moléculas están compuestos por más que campos electromagnéticos cuya energía proviene de una fuente que no se puede medir con la mayoría de métodos convencionales.

Las disciplinas que estudian el Campo Unificado No Lineal entre otras incluyen: La Física Secuencial, la Cinética Subcuántica, la Termodinámica del No-Equilibrio, la Teoría General de los Sistemas, la Teoría de Sistemas Recíprocos, la Teoría Armónica del Universo, la Física de Ondas Escalares, y la Física Hiperdimensional.

El fluido del éter es una fuente de enorme energía de alta magnitud que está en constante movimiento de vibración, y que fluye a través de todos los objetos del Universo creando y recreándolos a cada segundo. Los mismos bloques de construcción de la masa, los átomos y las moléculas en sí, no son partículas en absoluto, sino en última instancia una especie de remolinos esféricos de energía en este flujo de éter de ondas escalares, que interactúan directamente con nuestra conciencia. Después de todo somos parte de ese campo unificado de mente, cuerpo y espíritu, por virtud del hecho que existe la conciencia, y que resulta ser una función del Campo Unificado No Lineal Cuántico.

El concepto de una conciencia que es inherente a la energía del universo ya no es en el reino de los espiritistas, mas la evidencia irrefutable de que las expectativas del experimentador pueden afectar dramáticamente el resultado del experimento, porque las energías cuánticas involucradas ´saben que están siendo observadas´.

Por tanto, todo el Universo se compone de un campo unificado, o una Fuente Unificada de Energía Consciente, de la que también somos una parte y donde nuestra conciencia puede interactuar a muchos niveles. El movimiento es una vibración, en consecuencia todos los elementos de este Campo Unificado podrían considerarse existentes fundamentalmente como movimientos de la naturaleza vibratoria de la conciencia. Si toda la energía está unificada como un campo de energía etérica, entonces cualquier movimiento de la energía dentro de ese campo debe resonar a través de ella, incluyendo el movimiento de la conciencia.

Toda la hipótesis del Campo Unificado No Lineal Cuántico es una pregunta: ¿De dónde viene esta energía radiante y cómo se repone?

La similitud entre un pensamiento y un fotón es muy grande. La luz no ocupa volumen ni tiene masa. Ambos surgen en la región que está más allá del espacio-tiempo de la naturaleza de todos los procesos en la energía de punto cero.

Los sabios han tratado de representar el mundo en modelos matemáticos desde el estado de la física de partículas. Un mundo físico que está hecho de materia, cuya parte menor se llama´átomo´, palabra que proviene del griego Atom, que significa indivisible, supuestamente la parte más pequeña de la materia porque ya no se puede dividir más.

Lo cierto es que la ciencia cuántica ha revelado la presencia del Campo de Punto Cero o ZPE -energía potencial que se mide a cero grados Kelvin, la temperatura absoluta más baja posible en el universo, que es igual a menos 273 grados Celsius; los grados Kelvin están en la escala de grados centígrados, pero el cero Kelvin es el cero absoluto, mientras que cero Celsius es el punto de congelación del agua- con todas sus partículas subatómicas y fotones virtuales que saltan a la existencia desde la nada, aparentemente para volver al olvido nanosegundos después, aunque todavía no hay ninguna explicación razonable de cómo y por qué las partículas y fotones aparecen y desaparecen de semejante modo en este universo de energía impelente.

Todo el espacio está interpenetrado por la omnipresente radiación de punto cero -ZPR- de muy altas frecuencia, potencia y densidad; o radiación de espectro de cuerpo negro;  un éter que consiste en densos haces ultrafinos de super alta frecuencia con masa positiva rodeados por cargas negativas sub-electrónicas. Un perfecto fluido impregnante con respecto al contenido atómico donde se mueven e interactúan los cuerpos sólidos, cuyas estructuras atómicas contienen tanto espacio que en su mayoría son espacio.

También la onda de probabilidad cuántica sigue siendo difícil de entender y visualizar. La física cuántica puede haber demostrado ser una ciencia matemáticamente correcta, pero la dualidad onda-partícula de la ciencia cuántica es todavía muy difícil de comprender y explicar. ¿Cómo podemos visualizar partículas cuando ambas son a la vez ondas fantasmas y pequeños campos sólidos? Los electrones irradian energía continua que debería eventualmente colapsar en el núcleo, pero que no lo hace. El electrón no se estrella contra el núcleo porque no son partículas que rodeen el núcleo, sino están en los patrones de onda a distancia del núcleo que el éter repone e irradia continuamente como energía. El éter simplemente repone estas ondas estacionarias eternamente.

La ciencia cuántica ha aceptado los estados cuánticos de los electrones como un hecho, pero es incapaz de responder a la pregunta de por qué los electrones sólo se producen en los depósitos discretos dentro del átomo y por qué finalmente no se estrellan en el núcleo. Pero incluso siglos después del cálculo de la gravedad, la ciencia aún no tiene una explicación teórica para ello.

Sin embargo, la mecánica cuántica se dio cuenta que en algunos casos las partículas se comportaban como ondas e introdujo la dualidad onda-partícula en un mundo físico donde no existe el mundo material de partículas duras separadas. En realidad, vivimos en un universo basado en una ola donde la materia no es más que el punto focal de una vibración en un mar de energía llamado el éter.

El éter es una especie de super-conductor que fluye a través de todos los objetos físicos, un medio extremadamente denso, no obstante, sin fricción. Vórtices, pequeños remolinos o tornados de tipo fluido en el éter son los componentes básicos de la materia, dado que el éter puede ser considerado un fluido que sigue las leyes físicas conocidas de la hidrodinámica.

De hecho, el espacio-tiempo está compuesto de partículas que han formado un condensado superfluido que tiene construido un tiempo universal. Los Superfluidos se forman cuando las partículas en el líquido pierden su carácter individual y comienzan a comportarse cual si fueran una sola partícula gigante, fenómeno conocido como Condensado. Un superfluido puede existir en un número de estados o fases, así como el agua también existe como hielo o vapor de agua, y al igual que el agua, factores externos pueden cambiar el estado o fase de un superfluido.

Todos los sistemas participan de forma continua en una intrincada red de interacciones causales e interconexiones en muchos niveles diferentes. Los sistemas cuánticos individuales ciertamente se comportan de forma impredecible, pero si no estuvieran sujetos a los factores causales, sería difícil de entender por qué su comportamiento colectivo muestra regularidades estadísticas. El indeterminismo en el nivel cuántico proporciona una oportunidad para la creatividad y el libre albedrío, operación subyacente a los niveles más sutiles de la realidad.

Según el materialismo científico ortodoxo, los estados mentales son idénticos a los estados del cerebro, nuestros pensamientos, sentimientos, percepciones y sentido del yo, son generados por la actividad electroquímica en el cerebro. Esto proporcionaría una base para un yo consciente de libre voluntad, pero implica que nuestra expectativa de ser libres es en gran parte una ilusión. Aquellos que reducen la conciencia a un subproducto del cerebro están en desacuerdo sobre la relevancia de los aspectos de mecánica cuántica en las redes neuronales.

Nadie ha demostrado todavía la analogía eléctrica o química de un pensamiento, aunque no cabe la menor duda que ciertos aspectos de la mente y de la consciencia dependen, parcial o totalmente, del funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. No obstante, existen ciertos fenómenos que parecen independientes de las limitaciones físicas impuestas por el cerebro, lo que obliga a afrontar el problema desde otra perspectiva.

El cerebro mantiene un escaso número de procesos aleatorios, para que la conciencia sea capaz de operar en forma no local y entre en interrelación con un sistema físico que este siendo observado, en vez de quedar confinada en el propio cerebro, mediante el colapso de la función de onda de esos acontecimientos en el acto de la observación.

La mente no es sólo no física, sino absolutamente no material y no sustancial. Sin embargo, si no estuviera asociada con cualquier forma de energía-sustancia alguna, sería una abstracción pura y por lo tanto no pudiera ejercer ninguna influencia en el mundo físico. La materia y la conciencia son aspectos complementarios o diádicos de la realidad. La naturaleza en general, y todas las entidades que la componen, son formadas y organizadas principalmente de adentro hacia afuera, desde los niveles más profundos de su constitución.

La conciencia genera un campo de resonancia que atrae experiencia significativa. Los campos sub-electromagnéticos son campos potenciales y superpotenciales de estructura comparativamente más simple que los campos eléctricos y los campos magnéticos. Los seres conscientes irradian campos potenciales y superpotenciales contenidos en variados patrones vibratorios de intensidad paralela a la región de resonancia lumínica de un holgrama dentro de su proximidad física, temporal y dimensional.

Si dos sistemas cuánticos interactúan y luego se separan, su comportamiento se correlaciona de una manera que no se puede explicar en términos de señales viajando entre ellas, fenómeno conocido como no-localidad, y que da pie a dos interpretaciones principales: o bien involucra la acción no mediada a distancia, o involucra señales más rápidas que la luz.

Si las correlaciones no locales son instantáneas, serían efectivamente no causales; si dos eventos se producen simultáneamente, causa y efecto serían indistinguibles, y uno de los eventos que no se puede decir que causa el otro a través de una transferencia de fuerza o energía, tal transferencia podría tener lugar infinitamente rápido. Por tanto, no habría ningún mecanismo de transmisión causal a ser explicado. Si existen interacciones super-lumínicas, serían no locales sólo en el sentido no-físico, si la no localidad es interpretada en el sentido de conexión instantánea, implicaría que la información podría ser recibida a distancia en el mismo momento en que se genera por resonancia, sin sufrir ningún tipo de transmisión.

El concepto del colapso de la función de onda no es esencial para explicar la interacción mente-materia. Puede adoptarse el punto de vista que las partículas subatómicas parpadean sin cesar dentro y fuera de la existencia física, y que el resultado del proceso es modificable por nuestra voluntad, una fuerza psíquica, y la naturaleza misma de una diversidad sin fin. Los fenómenos psíquicos implican resonancia no local entre el cerebro y el vacío cuántico, y el consiguiente acceso a la información holográfica no local en que la parte contiene el todo y el todo está en cada parte.

Para hacer un holograma una luz láser se divide en dos haces, uno de ellos se refleja en un objeto sobre una placa fotográfica en donde interfiera con el segundo haz. Los complejos remolinos del patrón de interferencia registrado en la placa fotográfica aparecen desordenados a simple vista. Pero el modelo posee un orden oculto o envuelto, para cuando se ilumina con luz láser que produce una imagen tridimensional del objeto original, que se puede ver desde cualquier ángulo. 

El holograma codifica la información grabada en la figura de interferencia entre dos ondas de frecuencia común, una onda siendo uniforme en consistencia y la otra teniendo su fase alterada por la información a codificar. Múltiples imágenes pueden ser codificadas en un holograma, cada una proyectada por un láser del color correspondiente. Con el cambio de color el láser difunde partes del holograma que antes eran inaccesibles.

Una característica notable de un holograma es que si una película holográfica se corta en piezas, cada pieza produce una imagen de todo el objeto, aunque más pequeña la pieza, más borrosa la imagen. Es evidente que la forma y estructura de la totalidad de objetos están codificados dentro de cada región en el registro de la imagen. En consecuencia, el universo se puede considerar como una especie de gigante holograma que fluye, u holomovimiento, en el que un orden total está contenido, en algún sentido implícito, en cada región del espacio-tiempo.

El Universo surge por los efectos ondulatorios de un inmenso número entrecruzado de ondas de interferencia en continua evolución dinámica e interactiva, donde cada parte contiene el todo, y el todo está contenido en cada parte en baja resolución.

El proceso óptico de la holografía utiliza patrones de interferencia que describen las transformaciones de la luz y la óptica de la información matemáticamente en términos de mecánica ondulatoria. Toda la información posible sobre el universo está codificada holográficamente en un espectro de patrones de frecuencia en constante despliegue.
 

La superposición de un haz dividido de luz laser genera imágenes holográficas grabables, analogas a la información que el cerebro codifica como hologramas, donde el patrón mantiene la forma. Todos los objetos son imágenes tridimensionales formadas del movimiento de ondas por procesos electromagnéticos y nucleares. Esta es la matriz guía para la confección propia capaz de organizar y manipular la realidad física.
 

Los hologramas contienen la información necesaria para reconstruir de un archivo comprimido una imagen de conjunto en las dimensiones de la información, entre una red sutil de frecuencias que interactúan. De este modo, el brillo de una luz coherente o haz de referencia láser a través de las olas superpuestas difusas de un holograma de dos dimensiones despliega la imagen virtual de una figura tridimensional.
 

La esencia del paradigma holográfico es no ser una realidad fundamental. Hay un flujo invisible no compuesto de partes en interrelación inseparable, como una cobertura recíproca para el desarrollo de matrices de información, en cuyo modelo dinámico no hay cosas sino eventos energéticos. Tal holoflujo incluye en última instancia la naturaleza de lo que es y de todas sus formas posibles.
 

La geometría de los campos es más fundamental que los campos o partículas emergentes mismos. En la interpretación transaccional de la física cuántica, las ondas de probabilidad se originan en el pasado, presente y futuro, eventos que se manifiestan cuando las ondas del pasado y del futuro interfieren entre sí en el presente. Dicho patrón crea la materia y la energía.
 

El cerebro construyen matemáticamente la realidad ´concreta´ al interpretar frecuencias de otra dimensión. Este reino de información modelada, es la realidad significativa primaria que trasciende el tiempo y el espacio. Por lo tanto, el cerebro es un holograma incrustado para la interpretación del universo holográfico.
 

Toda la existencia se compone de hologramas incrustados dentro de hologramas, y su interrelación de alguna manera da lugar en la conciencia a las imágenes sensoriales. Conciencia y materia comparten la misma esencia, pero difieren en grados de sutileza o densidad.

Ondas en implosión hacia el interior aumentando las longitudes de onda más pequeñas. La implosión de las ondas en longitudes de onda menores y más pequeñas no sólo aumentan la frecuencia, pero también la velocidad de las ondas para convertirse en ondas súper-luminales que viajan más rápido que la luz. Esto es en realidad la gravedad, la cascada de ondas electromagnéticas que obtienen una velocidad cada vez mayor rompiendo la barrera de la luz.

La gravedad, a diferencia de todas las demás fuerzas de la naturaleza, está activa en dimensiones adicionales, y significa que el efecto de la gravedad es mucho mayor a pequeñas distancias de lo que la teoría convencional predice. Los agujeros negros son objetos con una masa insondable y de una densidad tan fuerte que nada puede escapar de ella, ni siquiera la luz. Todo en el entorno de un agujero negro es atraído hacia su núcleo.

La característica básica del agujero negro es que su gravedad es tan grande que ni siquiera la luz puede escapar de ella. La estructura de vórtice es en realidad una implosión de las ondas equivalentes a la gravedad y la luz que son atraídas hacia el núcleo. Pueden existir agujeros negros en cualquier escala, de la microcósmica de partículas a la monstruosidad macroscópica de agujeros negros observados en galaxias remotas. A diferencia del ´agujero blanco´ del universo en expansión donde se dan a luz los cuerpos cósmicos, el centro del agujero negro es una singularidad donde se comprime infinitamente todo el espacio y el tiempo, cual el punto cero del eterno ahora.

La materia no es una propiedad fundamental del universo, ni es la forma de la sustancia que estructura la materia como se la conoce, sino que se crea a cada momento como una onda que oscila, un vórtice en el vacío físico. Es el centro condensado de estos vórtices lo que crea la ilusión de una partícula separada, la estructura de onda de la materia a partir de una cuarta dimensión, el éter, un reino metafísico inobservable, un medio transmutable en no equilibrio que fluctúa continuamente.

Cuando el universo tiene forma de una sustancia y una sola materia, entonces la única manera de dar al mundo físico un aspecto separado aparente de las cosas materiales individuales es a través de la forma, ya que la sustancia por sí sola no puede discriminar. De ahí que la geometría del éter y la forma en que se estructura son el punto crucial en la creación del mundo material, y los patrones geométricos repetitivos o fractales, el resultado de la interferencia de ondas.

Fractal significa fracción del todo, lo que indica que cada pieza es parte del todo. Un fractal es un patrón repetitivo que se puede escalar a cualquier tamaño. Aunque la escala cambie la relación se mantiene constante. Un fractal tiene auto-similitud en todas las escalas, la misma geometría repite el patrón. Los patrones fractales que conforman el átomo, también dan forman a los astros y de hecho al universo. La estructura interna de un fractal refleja la estructura exterior, una correspondencia perfecta entre los distintos planos de la existencia, macrocosmos y microcosmos, donde los patrones tienden a repetirse y persistir como los fractales en todos los niveles de observación.

El éter adquiere formas geométricas de una energía sin forma, creando la ilusión de partículas de electrones separados en las capas de electrones y las partículas que componen el núcleo. En otras palabras, el átomo es la energía electromagnética pura en una forma que ya no se percibe como luz, sino como materia. Todas las ondas tienden al centro del átomo con la creación de patrones repetitivos, recursivos o fractales, que no sólo dan forma a las capas electrónicas, sino también el núcleo. Finalmente, los patrones fractales desaparecen en un punto cero en el núcleo del átomo.

Todos los objetos, entidades, estructuras y acontecimientos visibles que explican el mundo que nos rodea, son relativamente autónomos, estables y temporales subtotalidades derivadas de una más profunda orden implicada de totalidad ininterrumpida.

En esta corriente se puede ver un patrón siempre cambiante de vórtices, ondas, olas o salpicaduras, que evidentemente no tienen existencia independiente como tal. Más bien, se abstraen del movimiento que fluye, surgiendo y desapareciendo en el proceso total de la corriente. Tal subsistencia transitoria puede ser poseída por estas formas abstractas, algo que sólo implica una independencia o autonomía de comportamiento relativo, más que la existencia absolutamente independiente como sustancias fundamentales, y parte de la Totalidad Indivisible en movimiento que fluye.

Las partículas tienen una compleja estructura interna siempre acompañada de un campo de onda cuántica que actúa en función de fuerzas electromagnéticas y de una fuerza más sutil, el potencial cuántico, determinado por su campo cuántico, que obedece a una ecuación. El potencial cuántico acarrea la información de todo el entorno y ofrece conexiones directas no locales entre los sistemas cuánticos. Guía a las partículas no por su intensidad sino por su forma. Es extremadamente delicado y complejo, por lo que las trayectorias de las partículas aparecen caóticas.

El Orden Implicado puede ser considerado como un vasto océano de energía, o campo cuántico del vacío, o campo de punto cero, con una densidad astronómica de energía estimada.

El campo cuántico del orden implicado está sujeto a la organización de la influencia de un potencial super-cuántico, que expresa una actividad cuyo potencial hace que las ondas convergan y divergan una y otra vez, produciendo el tipo de comportamiento promedio de la partícula implicada, con partículas en constante disolución en el orden implicado y luego rehaciéndose, un proceso incesante de gran rapidez donde la conciencia tiene sus raíces en el orden implicado, y por lo tanto está presente en algún grado en todas las formas materiales.

El potencial cuántico postulado en la interpretación causal corresponde al orden implicado, una proyección de niveles hiper-dimensionales superiores de la realidad, y la aparente estabilidad y solidez de los objetos y de las entidades que lo componen, se genera y se sustenta en un proceso incesante de envolvimiento y desenvolvimiento, en el cual las partículas subatómicas están constantemente disolviendo y rehaciendo el orden implicado.

Pero el potencial cuántico es en sí organizado y guiado por un potencial super-cuántico, lo que representa un segundo orden implicado, u orden super-implicado, en una serie infinita de jerarquías implicadas generadoras, algunas de las cuales forman bucles cerrados mientras algunas no lo hacen. Superior implica órdenes inferiores organizadas, que a su vez influyen en la superior.

La vida y la conciencia estarían encerradas profundo en el orden generativo y por tanto están presentes en mayor o menor grado de desenvolvimiento de toda la materia, incluyendo la supuesta materia inanimada, como los electrones o plasmas. Una proto inteligencia de la materia, por lo que los nuevos desarrollos evolutivos no surgen de manera aleatoria sino creativamente como totalidades relativas de los niveles de realidad que se implica integrados.

El éter y el campo de punto cero describen la energía que está en todas partes en el universo. Sin embargo, la física cuántica define el campo de punto cero como la energía colectiva que es liberada en fotones virtuales por todas las partículas subatómicas del universo, cuando caen de vuelta de su estado de excitación a sus estados energéticos fundamentales.

La suma de toda esta energía es lo que crea el campo de punto cero. Por otro lado, las partículas subatómicas toman prestada energía de los fotones virtuales del campo de punto cero empujándolos a un estado de energía más alto. El intercambio de los fotones virtuales de energía es lo que da forma al campo de punto cero. De esta manera el espacio vacío, es en realidad una cámara impelente de energía electromagnética de fotones virtuales que abarca todas las frecuencias en el dominio de la frecuencia electromagnética.

En contraste con la física cuántica, las teorías del éter indican que no hay partículas sino sólo ondas. La cascada de ondas crea una serie infinita de ondas armónicas más altas, y cuando se agregan todas las ondas se crea una onda plana, la quietud perfecta, algo ilusorio ya que se está en un medio que lo vibra todo al mismo tiempo. Eso es en esencia el campo de punto cero, completa quietud cubierta con una cascada infinita vibrándolo todo al mismo tiempo.

Las ondas que crean la materia por medio de los fractales se mueven en el núcleo en una cascada creciente de ondas aceleradas que exceden la velocidad de la luz. Se centran en el punto cero, de regreso de donde vinieron. El punto cero es principio y fin, perfecta quietud e inimaginable actividad al mismo tiempo.

La conciencia es la instancia donde las ondas del éter se organizan para convertirse en fractales o recursivas, y en una misma referencia. No sólo crean la gravedad, pero también se auto-referencian o conciencian de sí mismas en el proceso.

La autorreferencia es el principio de ser consciente de sí mismo y es la definición de conciencia. Las olas de los patrones geométricos fractales son atraídas por el punto cero al punto focal del átomo. El punto cero actúa como un atractor fractal que dibuja en ella todas las ondas electromagnéticas que se pueden compartir al montar en las olas en cascada. En cierto sentido es un agujero negro en miniatura que en sí mismo atrae la luz, y que crea su parte de la gravedad y también de la auto-conciencia.

Pero si las ondas electromagnéticas recursivas forman fractales, la verdadera naturaleza de la conciencia significa que la conciencia no se limita sólo a las formas de vida, sino también que los objetos inanimados tienen que tener una especie de conciencia. Todas las cosas materiales en el universo han de ser conscientes de sí mismas, y una vida consciente que no se limita a animar las formas de vida que habitan sobre la Tierra.

Ahora la ciencia está sabiendo que el universo puede ser consciente de sí mismo. Esto implica que todos los átomos y los astros son conscientes de sí mismos y tienen algún tipo de individualidad. Ya no se puede hablar de la conciencia que se limita sólo a las formas de vida orgánicas, de hecho la conciencia puede residir en muchas formas materiales.

La conciencia individual humana se centra en el cuerpo humano y no es más que una parte de la conciencia total del universo. Dentro de este concepto holográfico, el cerebro no es más que un complejo perceptor sintonizado para recibir conciencia individual de la conciencia universal a la manera que la teoría cuántica del cerebro sugiere.

La naturaleza holográfica de la realidad permanece como información sensorial proyectada en determinadas zonas del cerebro. Los recuerdos no son almacenados en las neuronas, o en pequeños grupos de neuronas, sino en esquemas de impulsos nerviosos que se entrecruzan por todo el cerebro, activado en función holograma.

Los hologramas poseen una sorprendente capacidad de memorización, Apenas cambiando el ángulo de los dos rayos láser que golpean una película fotográfica, se puede acumular una infinita gama de informaciones en un mínimo espacio capaz de correlacionar instantáneamente ideas y decodificar frecuencias de distinto tipo. Quizás el más impresionante mecanismo natural de un sistema de correlación cruzada basado en principios holográficos, donde la aparente estructura física del cuerpo no es otra cosa que una proyección holográfica de la conciencia,

El cerebro despliega así su habilidad en traducir el alud de frecuencias luminosas, sonoras y sensoriales que recibe por los órganos de los sentidos, en el mundo concreto de nuestras percepciones. Tal función de onda de la realidad es un holograma fractal que enfoca hacia el futuro. El propio fractal no cambia, la conciencia se mueve a través de él, y por lo tanto genera por sí misma la percepción del espacio-tiempo.

Codificar y decodificar frecuencias es exactamente lo que un holograma consigue mejor, para convertir un montón de frecuencias faltas de sentido en una imagen de percepción coherente. El cerebro usa holográfías para matemáticamente convertir las frecuencias recibidas en percepciones interiores, transformando en realidad física uno de los infinitos mundos existentes en el super-holograma del éter.

Al fin nuestro mundo puede explicarse completamente con un modelo mecánico-cuántico del universo de energía difusa, materia, y de manera especial, información. Los estudios de los agujeros negros o concentraciones muy densas de masa, violan la ley de entropía de sistemas cerrados, porque la información del contenido máximo de cualquier región del espacio no se define por su volumen sino por su superficie, o sea que la entropía máxima posible depende de la zona límite y no del volumen, un indicio para la teoría final de la realidad, deducida de los límites absolutos de la cantidad de información que una región del espacio puede contener en relación a la cantidad de materia y energía.

Un agujero negro en el espacio-tiempo es equivalente a una radiación caliente en el holograma, el agujero y la radiación son disímiles, pero tienen la misma entropía a pesar de que el origen físico de la entropía es completamente diferente para cada caso, y se resume en la segunda ley de la termodinámica, que asevera que los procesos de la naturaleza son irreversibles: la entropía de un sistema físico aislado nunca puede disminuir, a lo sumo la entropía permanece constante, y por lo general aumenta.

La teoría termodinámica no tiene una base teórica de acción molecular. En termodinámica estándar, un objeto puede irradiar calor sólo por la disminución de la entropía, una medida del número de estados cuánticos en su interior. Las leyes de la termodinámica son de naturaleza estadística, un promedio macroscópico de la miríada de movimientos de los átomos y moléculas, por lo que su resultado sugiere que la gravedad también es estadística, y apenas una aproximación macroscópica a los componentes invisibles del espacio y el tiempo.

Pero cuando la materia desaparece en un agujero negro, su entropía se va para siempre, entonces la segunda ley de la termodinámica trasciende como un hecho irrelevante. La suma de las entropías de los agujeros negros y la entropía ordinaria fuera de los agujeros negros no pueden disminuir, y además significa que nuestra percepción innata de lo que es el mundo tridimensional podría ser una ilusión extraordinaria.

Todo lo que nos rodea, el mundo físico tridimensional, es una ilusión nacida de la información codificada en otro lugar como una proyección de dos dimensiones. El universo, con sus tres dimensiones espaciales, se proyecta desde un sustrato que sólo puede existir en las dimensiones inferiores. La única manera de explicar lo que sucede cuando el infinitamente denso y singular centro de un agujero negro distorsiona el tejido del espacio-tiempo más allá de todo reconocimiento.

La capacidad final de información depende del área de superficie. Debido a que el volumen aumenta más rápidamente que el área de superficie, en algún punto la entropía excederá el límite holográfico. Se esperaría que el contenido de la información del sistema no exceda la descripción del límite.

Esta energía que da forma a la mundo físico momento a momento está relacionada con la conciencia. Los patrones de interferencia de las ondas de torsión forman un enorme holograma que impregna la totalidad del universo. La superposición de ondas de torsión y su capacidad de memoria es ilimitado y eterno, lo que permite la transferencia útil de información, conectando cada átomo con cualquier otro átomo a velocidades súper-luminosas sobre su paradero y actividad, al mantener una relación coherente sin importar la distancia que los separe.

La concepción de la realidad material de hoy es más vacilante e incierta de lo que ha sido durante siglos. Nuestra mejor comprensión es incapaz de resolver la mayoría de las leyes fundamentales de la física. La incertidumbre cuántica no se puede ser eludida. No hay partículas en el universo, sólo olas. Lo que se percibe como una partícula es de hecho un centro coordinado de vibraciones en distintas frecuencias. Las ondas de torsión son la interfaz entre lo mental y el mundo físico.

Una función de onda es un campo de probabilidad, y en una ecuación hace el cálculo acerca de la probabilidad que una partícula subatómica esté en determinada posición o estado de energía, cuando es medida. Las funciones de onda son pensadas como una nube de posibilidades de las cuales sólo una posibilidad se manifiesta al ser observada en determinada región del holograma universal desde donde es proyectado un ángulo de información, que depende de la situación de la luz láser, su frecuencia, y dónde en el holograma brilla ese láser, lo que precipita en un momento del espacio-tiempo el estado observable a partir de una función de onda.

La función de onda gira en un espacio abstracto de dimensión infinita llamado espacio de colapso, una magnitud integral que codifica la información probabilística sobre variables tales como posición, movimiento y energía. No hay colapso real posible, sólo un conjunto de amplitudes en el que todas las posibilidades de todo el espacio-tiempo permanecen como superposiciones.

Cada una se divide en múltiples posibilidades igualmente reales después de cada evento. Todas las posibilidades son físicamente reales en su propia dimensión, a pesar de entidades virtuales como un observador en otra dimensión. De la existencia ordinaria de la realidad posible surge la decoherencia cuántica, el término para la desaparición de las múltiples posibilidades adicionales.

El colapso de la función de onda imita la decoherencia, pero conserva la unidad que destruye ciertos estados más rápido que otros. Las fluctuaciones del vacío generan superposiciones de todas las posibles condiciones iniciales que conviven simultáneamente, pero la decoherencia hace que se comporten dentro de ramales cuánticos separados, tal como los computadores cuánticos utilizan teóricamente átomos de universos paralelos en sus cálculos.

El campo de información primordial es la base de nuestro universo interconectado, e incluso más importante que la materia y la energía, ya que integra una perfecta red de conexiones entretejidas que registran todo lo que ha ocurrido o va a ocurrir y cuyo alcance activa la conciencia.

La energía consciente del universo es la primera causa de la creación. No hay dualidad ni distinción entre materia y espíritu. El universo está constituido a partir de una única sustancia, en tanto el mundo físico como el mental emanan del éter.

Nada resuelve la incompatibilidad matemática entre los fundamentos de la Mecánica Cuántica y de la Teoría General de la Relatividad. Tiene que haber otros universos. Matemáticamente tiene sentido.

Una misma partícula puede ocupar dos lugares diferentes en el espacio a un mismo tiempo, simplemente porque es una partícula atómica que se comporta a la vez como partícula y como onda energética.

La visión mecanicista del universo de tres dimensiones dio paso a las nuevas concepciones del universo como un todo multidimensional, donde la materia sólida que forma el universo físico aparente que se percibe, es apenas una entre muchas modalidades de manifestación de la energía estelar incorporada en el vacío del espacio, energía potencial del vacío o energía oscura.

Porque el tiempo no es una constante, sino una variable, y el flujo lineal del tiempo tal como lo percibimos, en que los eventos del pasado son irrescatables, el presente es inaprensible al reloj, y el futuro es el reino insondable del devenir, resulta tan solo una modalidad de la percepción. Ahora son las teorías del eterno presente y de la simultaneidad de todos los eventos, las que explican el tiempo en función de la consciencia y la densidad espacial del medio dentro del que la consciencia se encuentre operando.

Ni el espacio es un vacío inerte, sino que lo conforma una sustancia inconcebiblemente tenue susceptible de vibrar de manera similar a un medio igual que el agua al propagar una ola. El universo entero formado por una red hiper-dimensional de cuerdas resonantes en constante movimiento de vibración, que conducen una energía universal en estructura de nodos, vórtices y corrientes que se intersectan.

El universo es enormemente vasto y comprende un número adicional de dimensiones que se interpenetran unas a otras. Los objetos sólidos que componen toda realidad física son un conglomerado de vórtices de energía enlazados unos a otros para formar la ilusión de la solidez. Si cabe, la paradójica naturaleza de la ´materia sólida´ indica que los átomos son campos energéticos de forma más o menos globular, compuestos en su mayor parte por espacio ´vacío´, nubes de electrones girando a velocidades pasmosas alrededor de un diminuto núcleo de protones y neutrones hasta forjar un conglomerado de vórtices de energía, la ilusión de la materia. En la física subatómica, la masa ya no se ve como una sustancia material, sino que es reconocida como una forma de energía.

El universo cuántico percibido solo puede ser otro más en el seno de un Multiverso de naturalidad y complejidad, meta-mundo infinitamente vasto y diversificado. Topológicamente accesible o no, este multiverso es una entelequia matemática. En una situación tal cualquier hecho compatible con las leyes de la física puede ocurrir. Esto es verdadero porque un acontecimiento con una probabilidad no desvanecida tiene que darse en algún lugar, si el espacio es infinito y las fluctuaciones propicias están adaptadas para dar lugar a la formación de estructuras.

También es posible observar otro universo desde el interior de un agujero negro. Esta característica desaparece cuando el colapso se considera de manera dinámica. Pero los agujeros negros cargados eléctricamente y rotantes, en los que un conjunto infinito de universos estelares y super-masivos con gravedad atractiva o repulsiva aparecen conectados a su vez por agujeros extremadamente inestables, o agujeros de gusano, conducen hacia una región del espacio-tiempo en expansión al interior del agujero negro.

Los agujeros de gusano son inter-conexiones de túnel entre diferentes áreas del espacio-tiempo y entre de universos paralelos o multiversos, a través de los cuales fluye información esencial que se transmite fuera de las limitaciones espacio temporales, regiones fluctuantes de holomovimiento en tubo del hiper-espacio que se conectan a otras, y contribuyen con el valor de las constantes que fijan la densidad de la energía potencial del vacío. La constante cosmológica se pone a cero por los agujeros de gusano, rasgaduras imperceptibles en el espacio-tiempo que vinculan una red infinita de universos múltiples.

La expansión autogenerada se explica considerando un campo escalar masivo de fluctuaciones cuánticas, incrementadas en la mitad de las regiones, y reducidas en la otra mitad. En la mitad en que los campos aumentan, la cantidad extra de densidad de energía originaría una expansión del universo más rápida que en la otra mitad, donde los campos disminuyen. Tras un lapso de tiempo, más de la mitad de las regiones tendrán un valor de campo mayor, simplemente porque se expanden más rápido que las regiones de campos reducidos, y como siempre habrá regiones en las que el campo aumente, la expansión se convertiría en eterna: Un número infinito de multiversos abiertos, cada uno en coexistencia de estados en relación a sus constantes físicas y estructurales de superposición cuántica.

En las 11 dimensiones espectrales del espacio-tiempo existe un universo diferente para cada una en el conjunto de soluciones que se reducen hasta la dimensión de baja energía del mundo material inevitable que percibimos con el uso de los sentidos. Los campos electromagnéticos y los campos gravitatorios tienen continuidad espacial, mientras que los campos cuánticos se desglosan en secciones mínimas sustanciales de partículas o energía.

El universo posible a los sentidos es una idea, no una realidad. La naturaleza de la realidad está oculta y es oculta. Aunque aparezca cual partículas, siempre se manifiesta como ondas de potencialidad cuántica. El llamado mundo material es la proyección de un dominio de la frecuencia, de campos dentro de campos en sintonía con la resonancia, la luz y el sonido. Tanto partícula y campo existen en el orden implicado, siendo la luz aún más efímera. Los pensamientos acerca de la naturaleza última de la realidad sólo afectan a la realidad en el plano metafísico. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros, donde todo lo que puede suceder, sucede.

En las dimensiones de la física subatómica no hay objetos, sólo procesos. Los átomos consisten en partículas y estas partículas no son ninguna sustancia material sólida, siendo la relación del patrón de vibración y resonancia de una ritmo de ondas en el vacío, patrones dinámicos que cambian entre sí continuamente. Todo lo que se percibe son las partículas de la conciencia como experiencia del pensamiento de seres hechos de energía que existen en la dimensión de una frecuencia estable y específica, realidad potencial que es un subconjunto en una serie de dimensiones hiper-espaciales conjugadas.

En el concepto de cuantización del vacío energéticamente estructurado, toda realidad emerge de la retroalimentación tetraédrica fractal entre la contracción y expansión, siendo la parte expansiva la radiación electromagnética, y la parte contractiva la curvatura del espacio-tiempo que genera el campo gravitatorio, la energía del vacío yendo hacia una singularidad en el centro del sistema.

El comportamiento fractal de la naturaleza emerge directamente de la estructura del vacío que rige la realidad percibida, y retrata la estructura del vacío donde no existe cualquier evidencia de entropía, pero si de fractales cambiando sus niveles de organización en una persistente retroalimentación abierta, una geometría del colapso que genera todas las escalas, siendo cada límite una resolución de la estructura fractal, una infinidad de límites dentro del límite.

En un fractal infinito en rotación espiral cada punto es el centro. El observador es el centro del universo observado desde su propio centro. Donde se escoja un punto de observación en el fractal ese punto se convierte en el centro inmóvil desde el cual se observa el universo, cuando todos los movimientos del universo se cancelan en la quietud de la observación.

Se necesita quietud o no movimiento para tener un marco de referencia del fractal observado, y es así como se producen las singularidades, el punto en el centro del universo para la experiencia observada en un particular punto central de quietud, aunque siempre haya un centro mayor que genera un consenso de observación entre todos los sistemas independientes de esa organización, sujetos por la singularidad de un centro de gravitación específico.

¿Cuál es el origen de la estructura de la realidad? No de la realidad manifiesta del materialismo pueril.

Para probar una hipótesis no necesitas de muchos hechos; basta de apenas uno que no admita otra explicación. El modo de ser de la naturaleza no es reductible a la pura lógica matemática, ya que la estructura lógico-matemática del universo es un despliegue de posibilidades independientes de la manifestación de un conjunto de ellas.

El universo físico no es una realidad inicial ni tampoco el comienzo de las cosas, porque el origen del cosmos es completamente diferente del origen de la realidad, dado que cuando solo había la nada, su posibilidad estaba perfectamente determinada como una estructurada racional, no anárquica, independiente del tiempo y eterna.

Por lo tanto, la estructura de la realidad es la eternidad, y contiene todas las posibilidades que se manifestarán en el tiempo, sin estar determinada por ninguna de ellas, ya que la razón o logos preexiste a la realidad y no puede ser de otra manera.

Existe el mundo de la razón; existe el mundo de la naturaleza espacio-temporal; y existe la conciencia que de hecho sintetiza los dos mundos.

La materia es una metáfora, una figura lingüística cuya definición formalizada antepone la hipótesis al hecho, creando por analogía un concepto de reconocimiento. Si se sostiene que todos los procesos emergen de la materia, equivale a decir que la materia actúa inmaterialmente, lo cual es un absurdo sobre la naturaleza de la realidad objetiva del ser. Absurdo que resulta del desajuste entre el pensamiento y la estructura de la realidad. 

Si uno es un componente del orden de lo real y al mismo tiempo hay caos, cómo es que éste consigue poner orden en aquél o en algo. ¿Cómo es que la parte consigue poner orden en el todo? El orden cósmico jamás puede ser completo porque está sucediendo permanentemente. Una cosa está completa al final. Y perfecto sólo puede ser el infinito porque ya está concluido y cerrado. Lo infinito puede ser perfecto sin tener fin, y algo finito como el orden natural no.