viernes, 25 de mayo de 2018

La dictadura de género: una declaración de guerra a la sexualidad humana.

El hijo sano del patriarcado y muchedumbres psico-manipuladas.

Las xurides cautivas.

Que ser una mujer no es un hecho natural. Es el resultado de cierta historia. No hay destino biológico y psicológico que defina a una mujer como tal. No naces mujer: ¡te hacen mujer!... es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica de femenino. Simone de Beauvoir.

Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza. De hecho, por solo pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella. 
La revolución de las mujeres para controlar los medios de reproducción es paralela a la revolución del proletariado para controlar los medios de producción. La forma de controlar los medios de reproducción es la abolición de la familia biológica. Shulamith Firestone.


La mujer no existe. Por su sola existencia una sociedad lesbiana destruye el hecho artificial (social) que constituye a las mujeres como un ´grupo natural´. Monique Wittig.


Liberación sexual en contra de la moral objetiva y el derecho natural como herramienta de control político.

Sólo hay dos sexos biológicos, hombre y mujer; para dos géneros gramaticales, masculino y feminino. Es decir, uno nace macho o nace hembra. Nadie nace homosexual o asexuado. Sexo está referido a las características anatómicas, fisiológicas y endócrinas en la forma y la función de los órganos reproductivos propios que diferencian al hombre y a la mujer. Dos sexos diferentes pero perfectamente complementarios a nivel físico y psicológico. Y que seguirán siendo lo que eran desde su nacimiento: un hombre o una mujer.

Sexualidad involucra a todo el ser individual en su manera de pensar, sentir y actuar, es decir, una potencialidad no instintiva que se manifiesta como un don que traemos en nosotros: Uno siempre es varón o es mujer.

Nadie puede elegir ni optar su sexualidad. No hay ninguna otra posibilidad de sexualidad natural, ni existen características naturales de la homosexualidad.

En la etapa prenatal sabemos por la genética que la primera característica que se registra en un ser humano en el momento de la concepción es su sexualidad.

Este es el primer sello de la unión entre un óvulo y un espermatozoide: varón o mujer. Por eso la sexualidad está definida desde el inicio hasta el final de nuestra vida, siendo el cerebro por su conformación el órgano rector de la identidad sexual.

La homosexualidad es señal y síntoma de un problema psicológico sin resolver. Un niño para crecer sano necesita de un padre que sea varón y de una madre que sea mujer. Los vacíos afectivos y los modelos inadecuados de identidad sexual generan problemas de distorsión, conflicto y trastorno afectivo-sexual.

La feminización causal de los hombres, y la masculinización causal de las mujeres, son la peor emasculación ontológica que enfrenta la humanidad como daño de conciencia. Y tampoco existe lo 'intersexual' - un supuesto tercer sexo - apenas consecuencia de anomalías genéticas u hormonales que afectan al 0.3 % de la población.

Como principio auto-evidente, la sexualidad humana es un trazo binario objetivo con marcadores genéticos definidos: XY para el varón y XX para la mujer. Individuos con trastornos raros de definición sexual no constituyen un tercer sexo. Todos nacemos con un sexo biológico. Género es un aspecto linguístico para clasificar clases gramticales. La sexualidad humana es una característica binária biológica objetiva. Es del todo perverso condicionar a niños a creer como normal una vida de imitación química y quirúrgica del sexo opuesto. Hechos, no ideología, determinan la realidad.

El Hombre nace o de sexo masculino o de sexo femenino, libre por ser racional, dotado de espíritu, voluntad e inteligencia, capaz de pensar y decidir sin que nadie le fuerce, para lo cual necesita obrar racionalmente.

El Hombre es el fin supremo de la Ley Natural, no un medio para la realización de nadie. Y sólo existe un género humano expresado en dos sexos.



Revolución antropológica contra la creación, la ideología de género[1] es un sistema teórico de pensamiento punitivo y autoritario para la represión planificada del instinto de procreación, que destruye la base biológica de la sociedad con el postulado de que las diferencias entre el hombre y la mujer no tienen su naturaleza determinada, siendo una mera construcción cultural que se desarrolla según estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos, descompuestos en "géneros" asignados a placer.

Revestida, eso sí, con el halo del progreso modernista y de unos falsos derechos de la libertad individual, esta visión utilitaria de la vida halló coartada científica en las teorías malthusianas del siglo XIX para después hacerse ideología durante el siglo XX de la mano de los llamados arquitectos de la muerte. Intelectuales como Ellen Key, Marie Stopes, Margaret Sanger y su "Pivote de la civilización" en el que pide abiertamente la eliminación de la cizaña humana y la esterilización de las clases de subhombres genéticamente inferiores - Paul Ehrlich con su teoría de la bomba demográfica.

Tal ideología quedó posteriormente plasmada en documentos como el informe Kissinger de 1974 - intitulado ´Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200` - o en el protocolo de Kyoto bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Cultura de la muerte que ataca la vida en su origen mediante la esterilización, el aborto, la anticoncepción y la experimentación con embriones. O ataca la vida en su habitat natural fomentando el divorcio, el sexo libre, la promiscuidad y la homosexualidad y así subvierte el fin natural de la existencia promoviendo la eutanasia o el suicidio. 

Ideología sobre la realidad en un ´régimen de heterosexualidad obligatoria´ como cambio de paradigma que inventa el género - el nombre que los protestantes dieron al sexo para no llamarlo por su nombre - para negar la existencia de diferencias biológicas esenciales entre el hombre y la mujer, a la vez afirmando que éstas son una mera convención social.

El término genos viene del griego y significa raza o estirpe; a su vez, genus viene del latín y significa linaje, familia o tipo. 

El uso ideológico de género - o la perversión de género proviene del inglés 'gender'. Un artificio de ingeniería social para evitar decir sexo, porque ello evoca la genitalidad manifiesta de un individuo. Al decir 'género' el lenguaje tiene un rol clave para soslayar lo evidente, así reducido a lo ambiguo y maleable sin una definición clara entre lo masculino o lo femenino, modificando su sentido común. De aquí a unos años será prohibido percibir la diferencia entre una mujer y hombre vestido de mujer; claramente uno va a percibir la diferencia pero no va a poder expresar su percepción porque será considerado una ofensa punible.

En el idioma español género es neutro, y dependiendo del género, los sustantivos se clasifican en masculinos y femeninos; no tienen género neutro como sucede en otros idiomas. Por lo tanto, en español no se podría usar género para definir el sexo ni tampoco como sinónimo de éste. En idioma español género es una categoría taxonómica para clasificar a los seres vivos y que se ubica entre familia y especie; así, un género es un grupo de organismos que puede subdividirse en especies.

En el plano antropológico, género implica una negación de la existencia de una naturaleza humana, al reducir lo humano a lo sexual, y luego lo sexual a un artificio totalitario que pretende abarcar la realidad.

En el análisis de lenguaje del campo de realidad, toda ideología es falsa conciencia, un ensayo filosófico acientífico basado en el dogma - por definición algo que se afirma pero no se demuestra - una teoría política sin método de comprobación por hechos posibles, que no obstante se usa para convencer a la gente y regular sus comportamientos grupales.

Dictadura del relativismo que actúa en contra del orden de la Ley Natural; revolución de dialéctica negativa como crítica radical de todo cuanto existe y determina una superioridad amoral de la maldad en sí misma, que con el monopolio del discurso destructivo transforma al portador en alguien sobrehumano encima de cualquier realidad existente y en nombre de nada, ni siquiera de la propia revolución; como ya no hay error, su poder atractivo resulta ilimitado; ojo que ve y nunca es visto.

La ideología de género solo puede existir mediante el poder coercitivo del Estado, basada en el axioma que la cultura occidental es capitalista, patriarcal y falogocéntrica - el logos masculino sagrado, fundamento espiritual de la sociedad que ha de ser destruido.

El peor enemigo de la ciencia es la ideología. La ciencia sólo se discute con ciencia y las opiniones sólo se discuten con opiniones. Una ideología es un conjunto de creencias que profesan un grupo de activistas definidos en común por sustentar esa ideología frente a otras ideologías. Es decir, las ideologías son críticas con otras ideologías, pero nunca consigo mismas ni con sus propios fundamentos.

La percepción ideologizada de la realidad es matar la especie por el género. Una ideología defiende que la crítica no la cuestione, pero ejerce la crítica cuando cuestiona una ideología contraria. Así, las ideologías articulan gremios en la sociedad y los enfrentan unos con otros. Es que los seres humanos se sienten más fuertes cuando están alimentados por la ideología de ese gremio al que pertenecen.

Para provocar esta guerra entre los sexos, amor y sexualidad fueron separados, algo necesario para controlar la natalidad. En paralelo, fueron estimulados la androgenización, la homosexualidad, el divorcio y el aborto. Apartheid de género que quita valor sagrado a la vida para verla como un material disponible sobre el que la ciencia trabaja.

Fue el judío Magnus Hirschfeld en el "Instituto de Investigación Sexual" de Alemania quien en 1912 acuñó el término "transexual". La observación debe pues triturar la falsa conciencia de activistas muy formados por su ideología pero ignorantes en la materia, quienes creen que son fuertes en la medida que se identifican con el gremio que ejercita esa ideología, aunque ello no constituya una alternativa a las teorías asociadas, siendo un error conceptual de percepción muy difícil de revertir.

Ha de subrayarse que la palabra ´cultura´ no existe en el castellano; es un neologismo esnobista cuyos equivalentes son educación o crianza; la cultura objetiva surge a finales del siglo XVIII en el curso de la revolución francesa; como tal el término no existía en lengua española.

Entonces aparece la Cultura en mayúscula, cual una especie de entidad subjetiva que engloba al sujeto, su lengua, su nación histórica, y por ende, todo lo que implica la sustancia de un pueblo, expresión propia más potente que le hace capaz de ser un Estado. Y es esta Cultura transmutada en objeto político la que tiene una importancia decisiva desde el siglo XIX.

Rebelión sociológica contra la creación, hoy el enemigo mortal del saber no es la religión cuanto las ideologías que proceden del laicismo y de doctrinas ateas, muchas veces más irracionales que cualquier religión. La cultura es una zona libre con información no confiable, jerga generada y propaganda en sustitución de los hechos. Es otras palabras, la Cultura es la enemiga sustituta que no nos puede proteger de la sinrazón.

La cultura es lo que identifica a un ser humano como miembro de un grupo. En este sentido, el feminismo no deja de ser un gremio ideológico ateo. Según esta teoría neomarxista, lo personal es político y por tanto la sexualidad es un asunto del Estado, para lo cual la auto percepción es una categoría de verdad que permite elegir ante la ley entre innúmeras opciones de género.


Feminismo o barbarie: La cultura anticonceptiva de la 'autodeterminación sexual'.

El peligro de la ideología de género es muy sutil porque no utiliza la violencia sino la subversión ideológica y la propaganda para cambiar la mente y el corazón humanos visando destruir a la infancia y la familia. Entre otros postulados sostiene que la maternidad es la opresión radical que sufre la mujer, una servidumbre determinada por la biología; e incluso defiende la emancipación sexual en la infancia o que la heterosexualidad es una aberración de la naturaleza.

La mera voluntad del hombre no es capaz de modificar el ciclo de la vida. La ideología de género implanta el constructivismo social del marxismo posmoderno que no cree en el individuo, ni tampoco en los sistemas legales y bases doctrinarias que construyen la identidad humana: Que el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género, y la orientación sexual varían independientemente, cuando en realidad no lo hacen.

La sola creencia que él o ella es algo que no es, se trata, en la mejor de las hipótesis, de una señal de pensamiento en conflicto o disociación cognitiva, siendo un problema psicológico que está en la mente del individuo y no su cuerpo, y que debe ser tratado como tal.

La ideología de género es en sí misma un modo para provocar disonancia cognitiva mediante contradicciones y paradojas que no tienen nada ver con el sexo. Incluso sostiene eliminar los estereotipos de hombre y de mujer, cuando ser ‘trangénero’ es copiar apariencias - un transformarse en ‘algo como cuál’, condición sine qua non para simular otro ‘género’ - bajo la evidente percepción de vivir en un submundo diseñado con apariencias cosméticas, visuales y sonoras, detrás del cual existe la mera realidad.

Y el individuo común pasa a no confiar en lo que ve como percepción de algo no exacto pero real; para un nuevo sentido de validación cognitiva inmediata que desvanece aquello que uno sabe de sí mismo, y que resulta incompatible con la propia inteligencia.

El sexo pertenece al lenguaje no verbal de los sentidos orgánicos. Estadisticamente, el 99.98% de las veces - distribución bimodal sin espectro con un número minúsculo de excepciones - el individuo expresa de manera isomorfa su identidad sexual de acuerdo a su genotipo y su fenotipo.

El argumento teórico del neomarxismo cultural para entrometerse en la intimidad de pareja, es que ahora el´consenso científico´ dicta que no existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, que la idea de clase es obsoleta y ha cambiado por identidad de género e identidad racial, en otra dicotomía entre oprimidos y opresores.

De aquí surge el dogma de que vivimos en un sistema ´hetero normativo´, un régimen de hetero sexualidad obligatoria que impone a las mujeres la reproducción de la especie, es decir, de reproducir la sociedad heterosexual. En conclusión: la mujer no existe.

Una sofisticada arma ideológica para controlar el pensamiento e imponer la forma de entender la realidad, diseminada por impulsores del Nuevo Orden Mundial (NWO).

´La identidad de género es la convicción personal, íntima y profunda de que se pertenece a uno u otro sexo, en un sentido que va más allá de las características cromosómicas y somáticas propias, al margen de la biología. La naturaleza no determina la identidad sexual de la persona´. Naciones Unidas, 1993.

Religión de estado y subversión doctrinal de diseño, fabricada por una tiranía tecnocrática frontalmente enfrentada a la naturaleza y el sentido común, que se presenta como un movimiento de liberación de la mujer, bajo consignas como: sin igualdad de género no hay justicia social.

La ideología de género es un ambicioso plan nihilista profusamente financiado para mutar la naturaleza humana de una manera jamás vista en estado totalitario alguno. Sin embargo, son los hechos, no la ideología, los que determinan la realidad.

En su intento de destrozar la base biológica de la sociedad, entre sus voceros y peones que no entienden el juego se cuentan organizaciones feministas radicales y movimientos homosexuales ideológicos que dividen y desmoralizan a la población - los llamados grupos LGBT+ (Lesbinas, Gays, Bisexuales, Transexuales... QIAP Queer, Intersexual, Asexual, Pansexual) cuya tasa anual de suicidio supera el 40%.

El trastorno de identidad sexual o ´disforia de género´ ha sido normalizado como saludable por decreto supra nacional del sistema de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. No obstante, nadie puede cambiar de sexo haciendo magia con las palabras, por más cultural que sea el hechizo, siendo un hecho indeleble que nunca cambiará aunque sea presentado como una lucha por los derechos civiles.

Lo que impone límites a la manifestación de este mundo son sus leyes naturales no maleables y no la cultura. Por tanto, la ideología de género implica la supresión de cualquier límite natural. Uno es hombre o mujer antes de nacer e inclusive después de muerto. Al respecto, las pruebas de código genético para ADN resultan irrefutables.

Dictadura de lo políticamente correcto - nuevo nombre para la censura - la teoría de género sostiene la hipótesis que hombres y mujeres no sienten atracción natural por el sexo opuesto, que la heterosexualidad es una perversión, que el sexo siempre fue género, y que la femineidad es producto de unas reglas impuestas.

En suma, la heterosexualidad como la expresión sexual del capitalismo de libre mercado y de una sociedad basada en la propiedad, siendo la homosexualidad la expresión sexual ciudadana, necesariamente verdadera en una sociedad marxista que combate a una ´cultura de la violación sexual´ en contra de la mujer como tal.

Así dicho, el ser humano nace sexualmente neutro siendo luego socializado en hombre o mujer como una imposición cultural útil para mantener la hegemonía estructural de dominio masculino que denomina ´sociedad patriarcal´, a su vez consecuencia de extrapolar el sentido mismo de la naturaleza, derivada del hecho de concebir que cosas y cuestiones no dependen de lo que son sino de lo que uno desearía que fuesen.

La heterosexualidad es una condición genética, biológica y evolutiva. Para hacerse uno, el cuerpo del hombre y la mujer se complementan de manera perfecta, habiendo tres aspectos entrelazados que forman la identidad sexual del individuo: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo sociológico. Una profunda unidad de dimensiones corporales, psíquicas y espirituales con interdependencia entre lo biológico y lo cultural.

El sexo biológico viene determinado por apenas dos cromosomas - XX en la mujer, XY en el varón - presentes en el par 23. Base biológica que interviene en el organismo con diferencias fenotípicas entre masculino y femenino.

La psico-sexualidad de las vivencias como varón o como mujer que habitualmente coinciden con el sexo orgánico establecido en patrones cerebrales y neuronales.

El sexo civil o sociológico que da la percepción del sexo por el entorno, fruto de la connotación cultural que contribuye a orientar las exigencias intuitivas hacia la realización heterosexual, asegurando la reproducción.

Es una premisa que de acuerdo al orden natural, la familia conformada por un hombre y una mujer es el núcleo básico de la sociedad. La familia da apoyo emocional y económico, transmite lo que realmente importa, aunque en eso nada tengan que ver los cromosomas.

Como la sociedad a través de la familia opone argumentos de autoridad, el neomarxismo deconstruye la familia creando la sociedad erótica incestuosa.

La familia es la institución arquetípica tradicional de la sociedad civil sobre la que se cimenta la nación. En el seno familiar un aspecto muy importante para la mujer es el encargarse de la orientación moral de los hijos. De ahí que el feminismo radical promueva al hogar como siendo el sitio más peligroso. Con el lema feminista´antes puta que ama de casa´ se motiva a las mujeres a perseguir beneficios materiales y no tener hijos.

Para la ´teología´ de género el núcleo familiar debe ser destruido. La desintegración de la familia se ha convertido en un proceso ideológico objetivo. Es que las nuevas generaciones - los adultos del mañana - dependen de la familia para ser fuertes, seguros y estables.

Los modos básicos de sujeción son la procreación y la maternidad. Por lo tanto, el hogar, el matrimonio, y la familia, son ámbitos de explotación. Esa relación de opresión de la mujer por parte del hombre, constituye el sistema de dominación básico en el que se asienta el patriarcado, construido sobre una serie de discriminaciones respecto a la mujer que la determinan como tal, creando con ello un ‘género’, el femenino - esencialmente inferior al masculino.

La eliminación de las clases sexuales requiere que la mujer se alce en revolución para apoderarse de los medios de reproducción, que son su propio cuerpo para controlar la fertilidad humana con sus tecnologías, así como todas las instituciones sociales del nacimiento y cuidado de niños. La meta definitiva de la revolución feminista debe ser acabar con los privilegios masculinos, para lo cual se debe destruir las instituciones en las que se apoya la maternidad como función biológica de la mujer, que son el matrimonio y la familia. Los políticos las han empujado a desprenderse de sus cualidades sagradas de mujer para transformarlas en militantes de partidos políticos, y sobre todo dispuestas a hacer lo que se les ordene, inclusive llegando a asesinar a los hijos cuando están en su vientre. La gente de antes decía que, “quien domine a la mujer tiene el poder”.

En suma, para la teología de género no habría identidad sexual en lo que el hombre y la mujer sienten y experimentan de forma distinta, ni en lo establecido como típicamente femenino y típicamente masculino. Una misma naturaleza humana que se manifiesta de modo distinto. No existiría un hombre natural o una mujer natural, tampoco la conjunción de características o de una conducta exclusiva de un solo sexo, ni siquiera en la vida psíquica.

No obstante, la unidad entre varón y mujer no anula las diferencias entre ellos. Conducta determinada a la propia función sexual bajo el hecho de que sólo la mujer puede ser madre. Obviamente, la cultura viene después de la biología pero no la sustituye. El sexo biológico no puede ser asignado ni impuesto al nacer, ni la auto-percepción del género es una categoría de la ´verdad´.

Bajo una descarada apariencia de derechos civiles - en realidad meros privilegios - los gobiernos occidentales están aprobando contrarreloj leyes para legalizar el casamiento homosexual.

En el llamado ‘matrimonio homosexual’ no existe la definición de papeles conyugales, significando que cualquier relación humana con función sexual indefinida o no declarada pasa a ser matrimonio, y también quiere decir que no importan el número de personas implicadas ni tampoco su parentesco. En consecuencia, esto es una demolición completa y automática del derecho de familia, espina dorsal de la sociedad.

Siendo el término ´matrimonio homosexual´ una figura lingüística que resulta en mera fantasía sexual que no se define por su sentido literal, perturba la percepción consciente del observador al introducir una variable catastrófica en las relaciones humanas. Prohibir por ley para percibir la diferencia entre una fantasía sexual con la realidad del matrimonio biológicamente fundamentando, trastoca las señales cerebrales que distinguen lo que es un fenómeno verdadero de una imitación caricaturesca contraria a la naturaleza humana.

Ser homosexual sería un privilegio que confiere el ´cumplimiento psicológico de la personalidad´. En defensa del placer onanista y autónomo, el lesbianismo representa la independencia entre el sexo y el coito. La mujer como tal sólo tiene sentido en el sistema hetero-patriarcal. Las lesbianas no son mujeres.

La ley de casamiento entre personas del mismo sexo ha sido una conquista del feminismo radical, no de los homosexuales. Éstos apenas han sido instrumentalizados. Dicha ley se encuadra dentro de la guerra contra la heterosexualidad, cuya institución jurídica por excelencia es el matrimonio - con etiología en la matriz sagrada que protege a la mujer y su cría - para normalizar la homosexualidad equiparándola con la heterosexualidad en lo jurídico y hasta en lo ético. Culturalmente, las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importan.


´Aborta tu heterosexualidad´.

‘La clave de la historia es la lucha de clases; la clave del matrimonio es la lucha de los sexos. El hombre es en la familia el burgués, la mujer representa el proletariado. El matrimonio es la institución donde se expresa el conflicto a través de cual el varón domina a la mujer’. Frederic Engels.

Así en tanto, la ideología de género es un sistema de pensamiento cerrado y relativismo moral que teoriza que las diferencias entre el hombre y la mujer - a pesar de las obvias características sexuales secundarias notorias a simple vista - no corresponden a una naturaleza fija, sino que son construcciones meramente culturales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos. La sexualidad configurada por un sistema falocéntrico opresor que obliga a considerar a los genitales como órganos sexuales.

La ideología de género es perversa y genocida, con un discurso hegemónico, único y obligatorio, pretende suprimir de raíz principios fundamentales básicos como la Libertad Individual, la Presunción de Inocencia, la Igualdad ante la Ley y la Libertad de Expresión.

Sin embargo, no hay duda alguna que la humanidad de la mujer siempre ha estado en mayor estatus que la humanidad del hombre. Para ser importante en una sociedad la mujer sólo tiene que existir, mientras el hombre tiene que hacer para que su vida tenga algún significado para alguien más que a sí mismo.

Es decir, la sociedad reduce a los hombres de seres humanos a haceres humanos. Para que el hombre pueda portar el título de ser humano se mide que tan útil es para la sociedad, o en este caso, para las mujeres. Y una de las cosas más útiles e innatas que un hombre puede hacer a los ojos de la sociedad es poner a niños y mujeres antes que él mismo.

La mujer occidental es la materialización de los privilegios, su existencia es la prolongación de su propia zona de confort. No hay colectivo en este mundo con más privilegios que la mujer occidental, prototipo de la feminista de clase media-alta que puede sermonear a cualquiera con la petulancia más impune sin temer ninguna consecuencia mientras disfruta de todos los privilegios inherentes a su clase y persona. Feminismo que en realidad es machismo de signo contrario.

La teoría de género como política de Estado para imponer sociedad contra-sexual[2], es una guerra cultural del racionalismo ateo contra la aptitud masculina que controla jerarquías y relaciones de poder. Una lucha ideológica cuya meta de igualdad es derrocar a una entidad heterosexual imaginaria conformada por misóginos.

El feminismo es una ideología vil, vengativa y misándrica que no tiene nada que ver con igualdad sino con el odio al hombre por el mero hecho de serlo. En Occidente, el 92% de las mujeres están en contra del feminismo radical - solo un 7% de mujeres se declaran feministas.

La gran mayoría de mujeres saben que al día de hoy el propósito principal del feminismo no es promover la igualdad sino el de acabar con el hombre.

Difundida desde todos ámbitos de poder, la ideología de género ha tenido como plataforma de lanzamiento en 1995 la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer, que tuvo lugar en Pekín, China.

La directiva de la conferencia emitió la siguiente definición: ´El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo´.

Sus conclusiones son devastadoras para la sociedad civil. El hombre y la mujer aparecen como siendo especies de linajes muy distintos, con problemas que sólo conciernen al estado y sus instituciones, presentada la mujer como el sexo débil cuya vulnerabilidad necesita de tutela ante el entorno hostil que la rodea, donde el hombre es descrito como permanente perpetrador de la violencia.

El sistema de Naciones Unidas a través del Fondo de Población y su red de Organizaciones No Gubernamentales y Fundaciones, ha determinado que la ideología de género sea el gran anticonceptivo mundial, levantando un muro entre los hombres y las mujeres[3].

Ya no se trata de controlar la demografía mundial dentro de los parámetros tradicionales, sino que ahora consiste en cambiar lo que llaman roles de género haciendo que las mujeres rechacen el matrimonio y la maternidad.

La teoría de género es una forma de ingeniería social, entendida como la manipulación inteligente de la natural tendencia de la gente a confiar convencida bajo engaño que haga lo que no desea. Propaganda para alterar la mente humana adulta y destruir a la infancia.

El vector de ataque medular de la teoría de género es el lenguaje y su resignificación para transformar la realidad, ya que no es posible un cambio cultural y social definitivo sin procesar el uso del lenguaje.

El habla define las expresiones culturales de una sociedad. Es el lugar común donde se entiende todo aquello que da significado y sentido a cada una de estas expresiones que imponen valores y marcos otorgando legitimidad social a lo correcto. Con el lenguaje se construye o se deconstruye una sociedad.

Es precisamente la ideología de género la que va más allá da la realidad en este tipo de deconstrucción, al plantear el desarme del ser humano desde la misma naturaleza biológica y así volver a definir uno nuevo que dé cabida a las conductas y los comportamientos de una sexualidad mutante sin límites.

Para que tal sexualidad pueda ser esparcida, promovida y aceptada por gran parte de la sociedad, fue necesario replantear palabras y conceptos redefiniendo significados que legitimen su propuesta antropológica mediante la creación de una pócima mágica discursiva o neolengua, que trae a la existencia un ser humano asexuado en el que cabe cualquier identidad o expresión sexual basada en este pensamiento hegemónico.

Género es la palabra mágica que en esencia borra toda dimensión reproductiva en el hombre y la mujer que los liga a una orientación sexual definida. Dado que el sexo se construye socialmente, no se nace hombre o mujer, se llega a serlo. En este nuevo ecosistema humano los genitales no determinan la sexualidad.

El sentido del término género evoluciona diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio, donde no hay un hombre natural o una mujer natural, siendo dos especies maleables distintas que no tienen una conjunción de características o una conducta exclusiva de un sólo sexo, ni siquiera en la vida psíquica.

Así, la inexistencia de una esencia femenina y esencia masculina les permite rechazar la supuesta superioridad de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible si existe una forma natural de sexualidad humana.

Desde entonces, la ideología de género está presente en todas las Agencias de las Naciones Unidas para el Fondo para la Población, UNICEF, UNESCO y Organización Mundial de la Salud (OMS), que han elaborado detallados documentos con categorías propias de esta ideología. Desde la organización de Naciones Unidas pasó a la Unión Europea, donde se difunde extensamente con presupuestos millonarios.

Este es el momento cultural que atraviesan la mayoría de países. El concepto de feminismo de género está enclavado en el discurso social, político y legal. Ha sido integrado a la planificación conceptual, al lenguaje, los documentos y programas del sistema de las Naciones Unidas. Ni siquiera hay intentos actuales de Estados miembros de borrar el término género en la Plataforma de Acción y reemplazarlo por sexo.

El término sexo hace referencia a la naturaleza e implica dos posibilidades, varón y mujer, que son las únicas derivadas de la dicotomía sexual biológica.

El término género que procede de la lingüística y la taxonomía permite tres variaciones: masculino, femenino y neutro.

Entonces género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente, que se asignan a uno u otro sexo.

El enemigo objetivo para la ideología de género es la diferencia hombre-mujer, al afirmar que no existen sexos; sólo roles, orientaciones sexuales dinámicas, que se pueden cambiar en el transcurso de la vida las veces que uno quiera.

En definitiva, no existe una naturaleza humana que haga a unos seres humanos varones y a otros seres mujeres, todo con el objetivo discursivo de construir y exacerbar el conflicto.

Según teoriza, cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación se convierte en lo que la cultura piensa que cada uno es, femenino o masculino.

El hombre y la mujer no son una manifestación natural de un plano genético, siendo en cambio el género producto de la cultura y del pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo.

Siguiendo el imperativo neomarxista de que la legalidad no es una cuestión de justicia sino de poder, la dictadura de género se está haciendo con el poder punitivo del Estado para los fines más abyectos, como eliminar la presunción de inocencia hasta degradar el Derecho al linchamiento popular y la caza de brujas.

La ideología de género es la mayor amenaza a la libertad individual. Un totalitarismo que se presenta bajo las etiquetas de la diversidad, la equidad, la tolerancia y la inclusión, por el cual la libertad de expresión está siendo atacada con suterfugios como el concepto de ´crimen de odio´. Un delito de opinión punible según el código penal de la mayoría de países, que es toda manifestación verbal, gestual o escrita en contra de la teoría de género.

Partiendo de tal presupuesto, la ideología de género emprende un proceso deconstrucción que consiste en mostrar cómo se ha fabricado un concepto a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, e intentan mostrar que lo claro y evidente, de que existen hombres y mujeres, dista verdad de serlo, con definiciones sexualmente polimorfas basadas en la homofobia.

Tras la deconstrucción del lenguaje, la ideología de género impone la ´liberación total´ del ser humano en todos los órdenes, desde las relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la cultura y la religión. 

No hay que confundir la ideología género con el lenguaje que usa tomado del feminismo radical, y que se trata de una lucha a favor de los derechos de la mujer lo que en realidad es una busca constante de privilegios a través de la victimización.

El sentido del término género se diferencia de la palabra sexo para expresar que la distinta situación y roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambios.

El concepto de género está enclavado en el discurso social, político y legal contemporáneo, con intentos actuales de varios Estados de borrar el término sexo del lenguaje oficial.

Los autores de la teoría de género afirman que hay diversas formas de sexualidad: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado, como equivalentes a la heterosexualidad.

Desnaturalizando la condición humana se habla de cinco géneros. Otros hablan de 112 géneros o inclusive de ninguno, ya que se trata de llegar a una situación andrógina sin sexos fijos, donde cada uno pueda elegir a su gusto, por el tiempo que quiera, el rol que más le guste. Un tipo feminismo sin mujer que defiende que cualquier tipo de unión y actividad sexual es justificable al abrir un panorama imaginativo.

Propone, en clave feminista radical, que la heterosexualidad sea sólo un caso más de práctica sexual, tan válida como cualquier otra, para que cada persona pueda elegir libremente el género al que le gusta pertenecer según los momentos y etapas de la vida: rol heterosexual, rol bisexual, rol homosexual, etc. Todos roles culturalmente construidos.

Rol es un término teatral que indica que una persona representa un papel de acuerdo a un libreto escrito. El uso del término rol o de la frase roles desempeñados indica que hay algo artificioso que se impone al individuo.

Para la ideología de género la maternidad sólo es un rol. Una mujer, cuando tiene un hijo, representa el papel de madre, pero no se es una madre. En definitiva, lo que hace a la mujer un sexo oprimido es la maternidad, una servidumbre reproductiva determinada por la biología.

El término libre elección de la reproducción se refiere al aborto. Asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada de las mujeres se apodere del control de la reproducción, restaurando a la mujer la propiedad sobre su cuerpo, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños.

Ideas y conceptos aceptados universalmente como naturales son sólo construcciones sociales y  culturales hechas para mantener la hegemonía del dominio masculino. Es decir, de hecho no hay hombres ni mujeres.

Para la teoría de género lo que denomina patriarcado es la institucionalización del control masculino androcéntrico sobre la sociedad que perpetúa una posición subordinada de la mujer.

Al afirmar esto la ideología de género no intenta la promoción ni equiparación de la mujer con el hombre, como proponen las feministas, sino que busca la completa supresión de cualquier distinción entre la mujer y el hombre, centrada en que la masculinidad es una enfermedad tóxica.

La violencia machista sólo estaría vinculada a las relaciones afectivas y no a otras relaciones sociales, ya que todas las relaciones hombre / mujer son estructuralmente de dominación, lo que criminaliza al varón.

El feminismo radical es responsable de envenenar la visión de la sociedad sobre los hombres, hasta el punto que los hombres son descritos como el sexo desechable.

En este guerra contra la testosterona, específicamente los hombres son atacados en el campo de la violencia doméstica, el padre ausente, el abuso infantil, la igualdad ente la ley, salud y educación.

La extensión del odio contra los hombres en la sociedad es enorme y perpetrado desde el nacimiento hasta la muerte, al punto que ser varón se ha vuelto casi ilegal. 

La ideología de género parte de una premisa inamovible: los hombres y las mujeres no sienten atracción por personas del sexo opuesto por naturaleza, y que eso es fruto sólo de un condicionamiento cultural de la sociedad, así afirmando que el deseo sexual se puede dirigir a cualquiera, ya que fuerza a la gente a pensar que el mundo está dividido entre dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro, que existen diversas formas de sexualidad equivalentes y tan validas como la heterosexualidad, que llaman ´preferencia sexual´.

Lo natural es un concepto que para la ideología de género hay que superar. Es que lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza. Es ya un transhumanismo en procura de suprimir la continuación de un supuesto sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza.

Al argumentar que el ser humano nace sexualmente neutral y que luego es socializado en hombre o mujer, la ideología de género se plantea destruir con máxima urgencia una serie de realidades que denominan roles.

La ideología de género sostiene que un niño es un niño porque sus padres le dan juguetes de varón, le han puesto nombre de niño y le tratan como a un niño. Lo que hay que hacer es dejarle en libertad para que elija ser niño o niña, o las dos cosas, o ninguna.

No importa la experiencia cotidiana. Hay que educar a los niños sin estereotipos ni juguetes o tareas ´sexo-específicas´, evitando cualquier distinción entre hombre y mujer, así matando al macho interior.

Es la negación de que hay una naturaleza dada a cada uno ser humano por su capital genético. Se falsea la diferencia entre los sexos como algo convencionalmente atribuido por la sociedad, y resulta que cada uno puede inventarse a sí mismo.

A su vez, las feministas de género pretenden que se sustituyan los términos ´género específicos por palabras género-neutrales´, y aspiran a que no haya diferencias de conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la familia.

La ideología de género entiende por familia cualquier agrupación humana. Quiere quitar a la familia convencional de padres e hijos su estructura para cambiarla por cualquier concepto manipulado.

Para la ideología de género la familia es la causa de la existencia del tabú del incesto, el auténtico origen de la represión sexual percibida por el niño desde la infancia. Por tanto basta con eliminar la familia biológica para eliminar el tabú del incesto, y en consecuencia inhibir los instintos reprimidos, o las pulsiones básicas de placer, que oprimen a los individuos y a la sociedad.

La represión sexual precoz sería el mecanismo básico en la construcción de las estructuras de poder, que sostienen la servidumbre política, ideológica y económica que sufre la mujer.

Otro tipo de ´roles socialmente construidos´ que la ideología de género quiere deconstruir son las ocupaciones que una sociedad asigna a uno u otro sexo.

La ideología de género no lucha por la equiparación de la mujer, como hace el feminismo, sino que para que no haya distinción entre sexos. Ni pretende que una mujer pueda alcanzar un trabajo y ser remunerada igual, sino que desaparezcan las ´categorías´ hombre y mujer.

Lo que importa para la ideología de género no es que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, sino que no existan ni hombres ni mujeres.

Para las feministas de género todo es socialmente construido, desde la familia a la religión, y por lo tanto hay que deconstruirlo todo, en especial destruir la identificación de los intereses de la mujer con los de su familia, el matrimonio y la femineidad.

El núcleo de la ideología de género es la eugenesia. Por tanto plantea otras vías de reproducción. Según esto la forma en que se propaga la especie es determinada socialmente.

Si la gente es sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros heterosexuales.

En sociedades transhumanistas la reproducción biológica podría asegurarse con técnicas que no requieran una mujer fértil.

La división estricta del trabajo por sexos, un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos ´géneros´ muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas.

No considera que los hombres suelen tener mejores salarios que las mujeres por varias razones. En general, las mujeres no quieren hacer trabajos que impliquen carga física, riesgos vitales y horarios laborales extendidos. Por eso de ninguna manera es un tema de desigualdad entre sexos.

La ideología de género es una reinterpretación neo-marxista de la historia. Los marxistas clásicos teorizaron que el sistema de clases desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada y la religión.

Para el marxismo clásico si se quiere llegar a la sociedad sin clases hay que pasar necesariamente por la dictadura del proletariado. Siendo todo una lucha de opresores contra oprimidos que se resolverá sólo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos.

Los mismos principios de la lucha clases aplicados para la revolución sexual, porque de esa forma la sociedad sería totalmente reconstruida y emergerá una sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.

El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, que es la primera forma de opresión de una clase por otra, la del sexo femenino por el masculino.

Sin embargo, para la teoría de género los marxistas fracasaron al concentrarse en soluciones económicas, sin atacar directamente a la familia, que para la ideología de género es la verdadera causa de las clases. La cuestión no sólo es acabar con la diferencia de clases sino destruir la diferencia de sexos. Al interior de la familia el hombre sería el burgués y la mujer el proletario.

Asegurar la eliminación de las ´clases sexuales´ requiere que la clase subyugada, las mujeres, se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños.

La meta revolucionaria final del marxismo cultural es no sólo acabar con el privilegio de la clase económica y la distinción misma entre clases, pero también acabar con el privilegio masculino y la distinción de sexos misma, donde las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente.

La educación es una estrategia clave para cambiar los roles del hombre y la mujer en la sociedad.

Para quitar el concepto hombre y mujer, la perspectiva del género debe integrarse en los programas escolares.

Las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe involucrar en actividades femeninas tradicionales.

El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual.

La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán desde el prisma liberal como opciones alternas fuera del alcance de la regulación estatal; en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas; la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a una ´sexualidad polimórfica natural´.

Muchas mujeres apoyan los postulados de la ideología de género porque piensan que son avances de carácter feminista, y no es así. El feminismo defiende la igualdad entre la mujer y el hombre. La ideología de género va más allá y trata de borrar esa distinción, impidiendo que la mujer se dedique a su hogar y al cuidado de sus hijos, porque eso la hace ´desigual´.

La igualdad feminista radical significa no simplemente una igualdad bajo la ley y ni siquiera una igual satisfacción de necesidades básicas, sino que las mujeres, al igual que los hombres, no tengan que embarazarse y dar a luz.

La ideología de género propone la destrucción de la familia biológica que permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes a los que han existido con antelación.

Deconstrucción de la familia no sólo porque según la ideología de género esclaviza a la mujer, sino porque condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural.

La ideología de género sostiene que uno puede crear a voluntad su propia identidad sexual, eligiendo ser hombre y mujer bajo nuevas leyes de identidad de género, con el derecho a inscribirse en el Registro Civil con el sexo que se desea, al margen de cuál sea su misma configuración cromosómica y morfológica.

En otras palabras, la ideología de género sostiene que uno puede crear según su voluntad la propia identidad sexual; que puede elegir ser hombre y mujer; y que además tiene el derecho a que se lo reconozca así en el Registro Civil.



Guerra total contra la testosterona: En la Era de la masculinidad tóxica, no se nace mujer, se llega a serlo. Revolución cultural que trata de ocupar todas las diversas posiciones relevantes vinculadas con la cultura, la educación y los medios de comunicación, para persuadir de que se tratan de construcciones sociales subjetivas, relativas y cambiables.

El hombre y la mujer no serían la expresión natural de un plano genético, mientras el género es producto de la cultura y el pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera sustancia de todo individuo.

Con la finalidad de persuadir a la gente haciéndole creer que sus percepciones de la realidad son formatos sociales, la ideología de género difunde falacias como definiciones de un supuesto lenguaje hegemónico para imponer ideas y conceptos aceptados universalmente, que en realidad serían construcciones sociales.

Patriarcado y hetero patriarca para la institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúan una posición femenina subordinada.

Que dada una perversidad sexual polimorfa, los hombres y las mujeres no sienten atracción por gente del sexo opuesto, sino que son mero condicionamiento de la sociedad y que la libido puede dirigirse hacia cualquiera. Una heterosexualidad obligatoria que fuerza a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen naturalmente uno al otro.

Que existen diversas formas de sexualidad por preferencia u orientación, incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y trasvestis, como equivalentes a la heterosexualidad.

Con una homofobia que se basa en la noción de que el prejuicio contra los homosexuales tiene sus raíces en un temor socialmente condicionado a tener relaciones íntimas con gente del mismo sexo.

Según la ideología de género, la estrategia apropiada y viable del derecho al aborto es la de informar a toda mujer que la penetración heterosexual es una violación, sea cual fuere su experiencia subjetiva contraria, y afirma que se ha retrasado demasiado una crítica feminista de la orientación heterosexual obligatoria de la mujer.

Que a cada niño se asigna una u otra categoría en base a la forma y el tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación se convierte en lo que la cultura piensa que cada uno es, sea fémina o varón. Esto implica una clase que presupone desigualdad.

Para la ideología de género uno de los derechos esenciales de los niños es el expresarse sexualmente, en un principio entre ellos, pero también con adultos, y que puede haber una relación erótica plena entre un niño y un adulto.


El absurdo como realidad mediante el uso obligatorio del término ´género´ en sustitución de hombre o mujer y de masculino o femenino. Lo que implica no solamente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente. 

A diferencia del ´feminismo de equidad´ que es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos, que quiere para la mujer lo que quiere para todos, tratamiento justo y ausencia de discriminación; el feminismo de género es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer está presa por dondequiera en un sistema patriarcal opresivo.

Ahora para el neofeminismo género implica clase, lo que en términos de marxismo cultural presupone desigualdad.

Esta nueva teoría del ´feminismo de género´ se basa en una interpretación neo-marxista de la historia.

El marxismo clásico sostuvo que el sistema de clases desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada, se facilitara el divorcio, se forzara la entrada de la mujer al mercado laboral, se colocara a los párvulos en institutos de cuidado y se eliminara la religión.

De ahí que el feminismo de género esas políticas fracasaron por concentrarse en soluciones económicas sin intervenir directamente a la familia, la verdadera causa de las clases sociales. De ahí necesidad pragmática de destruir la diferencia de sexos más aún que la diferencia de clases.

Bajo la perspectiva de género, la naturaleza estorba y por tanto debe desaparecer.

Lo natural no es necesariamente un valor humano. El transhumanismo ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no se justifica la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza.

No se deben hacer distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa y ofensiva. Buscan establecer una igualdad total entre hombre y mujer, sin considerar las naturales diferencias entre ambos, especialmente en lo sexual; más aún, relativizan la noción de sexo de tal manera no existirían dos sexos, sino más bien muchas ´orientaciones sexuales´.

Así que la ideología de género no encuentra mejor opción que declararle la guerra a la naturaleza y a las opciones de la mujer, ya que el enemigo es la diferencia sexual.

En palabras de Simone de Beauvoir: la mujer sufre su cuerpo pasivamente y encierra dentro de sí un elemento hostil, la especie que la roe.

En suma, la maternidad es la opresión radical que sufre la mujer, una servidumbre determinada por la biología.

Sin embargo, es evidente que no toda diferencia es mala ni mucho menos irreal. Tanto el hombre como la mujer tienen sus propias particularidades naturales que deben ser puestas al servicio del otro, para alcanzar un enriquecimiento mutuo. Esto, claro está, no significa que los recursos personales de la femineidad sean menores que los recursos de la masculinidad; simplemente significa que son de naturaleza diferente.

En tal sentido, una diferencia estadística entre hombres y mujeres que participen en una actividad en particular, podría ser una muestra de discriminación, un simple reflejo de esas diferencias naturales entre hombre y mujer.

Ante la evidencia, la ideología de género no cuestiona sus planteamientos sino que ataca el concepto de naturaleza.


Además, consideran que las diferencias de ´género´, que teorizan según existen por construcción social, fuerzan a la mujer a ser dependiente del hombre, y por ello la libertad para la mujer consistirá no en actuar sin restricciones indebidas, sino en liberarse de ´roles de género socialmente construidos´.

Esto requiere establecer una cultura feminista revolucionaria auto-definida para la mujer, que pueda sostenerla ideológica y materialmente fuera del patriarcado.

Las redes de soporte contra hegemónico material y cultural pueden proveer a la mujer mayor control sobre su cuerpo, su tiempo de trabajo y su sentido de sí misma, antes que su deber personal hacia el hombre en el contexto de la familia.

La revolución sexual según la ideología de género consiste en romper las relaciones socialmente legitimadas como el matrimonio. La mujer debe ser autosuficiente y evitar de manera deliberada establecer dependencias exclusivas. Por tanto, nada de sexos, sino géneros definidos a voluntad.

La ideología de género diseña cuatro áreas en vectores claves de ataque:
1) Reclamar apoyo económico oficial para el cuidado de niños y los derechos reproductivos.
2) Reclamar libertad sexual, que incluye el derecho a la preferencia sexual con derechos homosexuales.
3) El control feminista de la producción ideológica y cultural, porque la producción cultural afecta los fines, el sentido de sí mismo, las redes sociales y la producción de redes de crianza y afecto, amistad y parentesco social.
4) Establecer sistemas de apoyo económico a la mujer, desde redes de identificación única, hasta juntas de mujeres en los sindicatos que luchen por los intereses femeninos en el trabajo asalariado.

El propósito de cada punto no es mejorar la situación de la mujer, sino separar a la mujer del hombre y destruir la identificación de sus intereses con los de sus familias.

El interés primordial del feminismo radical nunca ha sido el de mejorar directamente la situación de la mujer ni aumentar su libertad. Por el contrario, para las feministas radicales activas, las mejoras menores pueden obstaculizar la revolución de clase sexo / género.

Es que la cuestión de la mujer nunca ha sido la cuestión feminista. Esta se dirige a las causas de la desigualdad sexual entre hombres y mujeres, del dominio masculino sobre la mujer, temas que han de enfocarse a través de una óptica de género.

La ideología de género tiene como objeto propulsar la agenda homosexual / lesbiana / bisexual / transexual, una especie de androgenismo esterilizador y eugenésico, y no los intereses de la mujer común.

Género se refiere a los roles y responsabilidades de la mujer y del hombre que son determinados socialmente.

El género se relaciona a la forma en que se percibe y se espera que piensen y actúan mujeres y hombres, por la forma en que la sociedad está organizada, y no por diferencias biológicas. 

Vale señalar que el término rol distorsiona la discusión, lo que necesariamente transmite la noción de algo que se le impone de manera artificial a la gente.

Cuando se sustituye rol por vocación, se pone de manifiesto cómo el término rol afecta la percepción de identidad. Vocación envuelve algo auténtico, un llamado a ser lo que uno es en respuesta a realizar y desarrollar talentos y capacidades innatos. En ese sentido se destaca la vocación femenina a la maternidad, puesto que la maternidad no es un rol.

Al concebir un hijo, la madre emprende una relación perpetua con otro ser humano. Esta relación define a la mujer, le plantea ciertas responsabilidades y afecta casi todos los aspectos de su vida. No está representando el papel de madre; es una madre. La cultura y la tradición ciertamente influyen sobre el modo en que la mujer cumple con las responsabilidades de la maternidad, pero no crean madres.

Sin embargo, los promotores de la ideología de género insisten en decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una ´construcción social´ que otorga al hombre una posición superior en la sociedad y a la mujer una inferior. Según esta perspectiva, el progreso de la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta construcción social, de modo que el hombre y la mujer sean iguales.

Para ello, las feministas de género señalan la urgencia de desconstruir estos roles socialmente construidos.

Consideran que el hombre y la mujer adultos son construcciones sociales; que en realidad el ser humano nace sexualmente neutral y que luego es socializado en hombre o mujer. Pero esta socialización afecta a la mujer negativa e injustamente. Por ello proponen depurar la educación y los medios de comunicación de todo estereotipo y de toda imagen específica de sexo, para que los niños puedan crecer sin que se les exponga a trabajos ´sexo-específicos´.

Las relaciones familiares padre, madre, marido y mujer, no sólo pretenden que se sustituyan estos términos ´género-específicos´ por palabras ´género-neutrales´, sino que aspiran a que no haya diferencias de conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la familia.

Esta es la categoría de ´roles socialmente construidos´ a la que el feminismo de género le atribuye mayor importancia porque consideran que la experiencia de relaciones ´sexo-específicas en la familia son la principal causa del sistema de clases de géneros´.

Otro tipo de roles socialmente construidos abarcan las ocupaciones que una sociedad asigna a uno u otro sexo.

Las categorías de ´construcción social´ en el repertorio de la ideología de género incluye la reproducción humana, que según asegura, también es determinada socialmente.

Según la ideología de género la forma en que se propaga la especie es determinada por la sociedad. Si por naturaleza la gente es sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros heterosexuales.

La división estricta del trabajo por sexos, un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas. Contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual y a asegurar la reproducción biológica. En sociedades más imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con técnicas transhumanistas.

El objetivo aquí es desconstruir la sociedad hasta llegar a una sociedad sin clases de sexo. Para ello, proponen desconstruir el lenguaje, las relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la religión y la cultura.

El género implica clase, y la clase presupone desigualdad. Luchar por desconstruir el género llevaría mucho más rápidamente al objetivo.

En una cultura patriarcal el género parece ser básico al patriarcado. Después de todo, los hombres no gozarían del privilegio masculino si no hubiera hombres. Y las mujeres no serían oprimidas si no existiera la mujer. Acabar con el género es acabar con el patriarcado y su masculinidad tóxica, como también con las muchas injusticias perpetradas en nombre de la desigualdad entre los géneros.

En un soñado futuro sin géneros no habría presunciones sobre roles masculino o femenino. Sería una utopía en el que hombres y mujeres participen en un número aproximadamente igual en todas las esferas de la vida, desde el cuidado de los infantes hasta el desempeño de más alto nivel, incluyendo los más diversos tipos de trabajo asalariado. Parece innegable que la disolución de roles de género contribuiría a promover la justicia en toda sociedad.

Urge desconstruir no sólo la familia sino también la educación. Las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe involucrar en actividades femeninas tradicionales.

La educación es una estrategia clave para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. La perspectiva del género debe integrarse en los programas. Han eliminarse los estereotipos en los textos escolares y concientizar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones prejuiciadas por el género.

Es el final de la familia biológica eliminando también la necesidad de la represión sexual fuera del alcance de la regulación estatal.

En vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente más perversa.

La igualdad feminista radical significa, no simplemente igualdad bajo la ley y ni siquiera igual satisfacción de necesidades básicas, sino más bien que las mujeres, al igual que los hombres, no tengan que dar a luz.

La destrucción de la familia biológica permitirá la emergencia de las mujeres y los hombres nuevos del transhumanismo, diferentes de cuantos han existido.

La principal razón del rechazo de la ideología de género a la familia es porque esta institución básica de la sociedad crea y apoya el sistema de clases sexo / género.

La familia da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. La familia es la que enseña primero.

Tan completa es la ´hegemonía de la clase dominante´ en la familia, que se enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad femenina.

Para la ideología de género diferente es siempre desigual y desigual siempre es opresor. En este sentido considera que cuando la mujer cuida a sus hijos en el hogar y el esposo trabaja fuera de casa, las responsabilidades son diferentes y por tanto no igualitarias. Ven esta desigualdad en el hogar como causa de desigualdad en la vida pública, ya que la mujer, cuyo interés primario es el hogar, no siempre tiene el tiempo y la energía para dedicarse a la vida pública.

No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. La ideología de género sostiene que ninguna mujer debería tener esta opción. La sociedad debe ser totalmente diferente, porque si esa opción existe demasiadas mujeres decidirán por ella. 

Además, la ideología de género insiste en la desconstrucción de la familia no sólo porque esclaviza a la mujer, sino porque condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural. Si la meta es acabar con la división sexual del trabajo en la cual la mujer ´maternaliza´, hay que entender los mecanismos que la reproducen.

Cualquier estrategia para el cambio cuya meta abarque la liberación de las restricciones impuestas por una desigual organización social en sexos, debe tomar en cuenta la necesidad de una reorganización fundamental del cuidado de los hijos, para que sea compartido igualmente por hombres y mujeres.

Para los propulsores de la ideología de género las responsabilidades de la mujer en la familia son supuestas enemigas de la realización de la mujer. El entorno privado se considera como secundario y menos importante; la familia y el trabajo del hogar como una carga que afecta negativamente los proyectos profesionales de la mujer.

Este ataque declarado contra la familia contrasta notablemente con la Declaración Universal de los Derechos Humanos promulgada en 1948. En el artículo 16 de la misma, la organización de Naciones Unidas defiende enfáticamente a la familia y al matrimonio:

Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse matrimonio. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Sin embargo, los artífices de la de la ideología de género ponen al margen estas premisas y por el contrario apuntan a la necesidad de desconstruir la familia, el matrimonio, la maternidad, y la feminidad misma para que el mundo pueda ser ´libre´.

Un feminismo ultra radical de ideología de género que increpa la función de la maternidad como opresiva para la mujer, e incluye en lo esencial de su agenda la promoción de la libre elección en asuntos de reproducción y de estilo de vida.

La libre elección de reproducción es la acepción para referirse al aborto; mientras que estilo de vida apunta a promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad por perversa y aberrante que sea, debiendo reconocerse los derechos reproductivos de la mujer lesbiana para concebir hijos a través de la inseminación artificial, y de adoptar legalmente.

La ideología de género es aliada del ambientalismo, el animalismo y otras formas de eugenesia para el estricto control de la fertilidad humana, todas interesadas en que haya cada vez menos gente que tenga ´género´.

Para ser efectivos en el largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, mas también cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad.

Los nuevos derechos de la ideología de género no se reducen a los derechos de salud reproductiva mencionados, sino que además exigen el derecho a determinar la propia identidad sexual.

Si se toma en cuenta que para la ideología de género existen cinco sexos - mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales - los géneros masculino y femenino serían una ´construcción de la realidad social´ que deberían ser abolidos, aun cuando sólo hay dos opciones desde el punto de vista genético: o se es hombre o se es mujer, y no hay absolutamente nada que esté en el medio.

El feminismo de género es un sistema hegemónico esquizofrénico y cerrado contra el cual no hay forma de argumentar. No puede apelarse a la naturaleza, ni a la razón, la experiencia o las opiniones y deseos de mujeres verdaderas, porque según la teoría género todo esto es socialmente construido, prueba adicional de la conspiración patriarcal masiva en contra de la mujer, dado que la identidad sexual puede desconstruirse, la masculinidad y la femineidad no son más que roles de géneros ´construidos´ socialmente y que la mejor identidad sexual sería su ausencia.

El marxismo cultural es la escuela conductista que va en esta procura de suprimir lo masculino hasta convertir al varón de nueva generación en una criatura afeminada carente de atractivo sexual.

Hipergamia degenerada que programa a las mujeres para ser atraídas por hombres que perpetúan este sistema esclavista, pero cuya verdadera finalidad es la misandria, lo que implica prescindir del sexo masculino. Una suerte de hembrismo que no está centrado en el amor a la mujer sino en el odio al hombre.

Es la misandria u androfobia de programación mantis o viuda negra donde predomina la aversión al varón, al considerarlo innecesario para vivir, configurando una suerte de ´racismo de género´, si tal término cabe.

Machismo es un neologismo sexista que adjudica propiedades negativas a la masculinidad de donde surgen las acusaciones más delirantes, porque incluso cuando una mujer agrede a otra se lo llama machismo, ya que todo lo violento es propio del macho y culpa colectiva del patriarcado, con el agregado que infantiliza a la mujer y sataniza al hombre como su verdugo.

Un sistema de cadena de montaje tipo mente colmena que representa el extremo en la línea de pensamiento de la ideología feminista radical acerca del machismo sistémico, de cómo se generó la sociedad y qué lugar ocupó en el pasado la mujer, entendiendo que sólo el hombre es responsable exclusivo de la posición desfavorable que supuestamente ha ocupado la mujer durante mucho tiempo.

No hay nada en la ideología de género que sea científico ni que se corresponda a la verdad. Lo cierto es que la humanidad está en medio de una guerra cultural que invierte la percepción de la realidad mediante la alteración del lenguaje.

En el momento que se eliminan las diferencias sociales artificiosas entre ´géneros´ las diferencias biológicas prevalecen, lo que resulta en la refutación absoluta al constructivismo social radical con el que se pretende definir la identidad de género como cumplimiento psicológico de la personalidad.

No obstante, el feminismo hegemónico se aferra a bizarras hipótesis doctrinarias como si se tratara de dogmas de fe, una ceguera deliberada que significa legislar en contra de las diferencias naturales entre hombres y mujeres, y a favor de obtener una utopía igualitaria imposible de lograr.

A la censura velada de la corrección política impuesta por el marxismo cultural ya no le basta con la discriminación positiva hacia la mujer a través de un sistema de gobierno que la prostituye al satisfacer por beneficios sus necesidades materiales, promoviendo leyes que tipifican toda conducta sexual no consentida o agresora como un atentado sexual para juzgar al perpetrador - siempre un varón sin derecho alguno a la presunción de inocencia - como terrorista, criminalizando el amor de pareja y otorgando a la mujer el privilegio del odio.

Quien no se ajusta a la política de no tolerar la intolerancia que genera la ideología de género y sus expresiones ´género sensibles´ es tildado de misógino, homofóbico, racista, fascista o fanático privilegiado, fruto de una pandemia machista de masculinidad tóxica.

Un sistema que ha convertido la violencia doméstica en un crimen político y que juzga con mayor severidad a los hombres que a las mujeres, no puede ser un sistema que legitima y ampara a un colectivo opresor sobre otro colectivo oprimido.

Invento de una ideología identitaria profesionalizada en encontrar ofensas, privilegios y opresiones en prácticamente todos los aspectos de esta ´cultura hetero-normativa opresora y binaria´, que saca a la palestra supuestos privilegios arbitrarios para señalar y avergonzar a la gente dependiendo de su raza, sexo o la posición social que ocupa.

Colectivizando la culpa, la ideología de género y su aplicación judicial impone el dogma hembrista que la violencia contra la mujer es innata al hombre, que el mundo se divide entre violadores y violadas[4], entre victimarios y víctimas de una guerra de sexos, siendo una industria multimillonaria controlada por mujeres que no toleran ninguna evidencia que afecte su financiamiento.

En nombre de la tolerancia, la aceptación y la diversidad, el sistema de Naciones Unidas presiona a los gobiernos de todo el mundo para que sean paladines del derecho a la transexualidad en la infancia, y a su vez impulsores de la normalización de una enfermedad denominada disforia de sexo, una condición mental pasajera que tiene tratamiento. 

En definitiva, la teoría de género y la legislación a su alrededor son un gran fraude criminal perpetrado sobre los derechos fundamentales de la humanidad, fulminado todo sistema legal a base de una falsa narrativa de justicia social, propaganda sustentada en la doctrina ideológica neomarxista, piedra angular de la industria del género.

La democracia posmoderna de religión republicana, no tiene la finalidad de garantizar la libertad del individuo, sino garantizar la libertad de las ideologías por encima de las libertades individuales, para mantener a los individuos en permanente conflicto en una sociedad acorralada por sí misma.

Cuando en una determinada sociedad política se difunde la ideología feminista para provocar la división entre la población, naturalmente es posible inocular otros conflictos ideológicos como el nacionalismo, la religión, el sindicalismo o la lengua, y así dividir a una parte de la población contra la otra.

Para mantener a una sociedad completamente atribulada y paralizada, conviene inocularla de múltiples conflictos, haciendo fácil desquiciar a grandes grupos humanos con conflictos de tal naturaleza.

Esto es en lo que se ha especializado la democracia posmoderna, al garantizar la libertad gremial para enfrentar a los seres humanos entre sí y mantenerlos de una manera relativamente violenta en permanente confrontación hasta hacer del mundo un lugar inhabitable, ya que inventando grandes problemas la sociedad no puede auto gestionarse.

El fundamento de la democracia republicana es la fuerza de la ignorancia. ¿Qué cabe esperar de un sistema político que para preservarse y perpetuarse necesita la fuerza de los ignorantes?

Las democracias posmodernas están convirtiendo a las sociedades en espacios absolutamente inhabitables, en los que es mejor apartarse o no estar. Estamos asolados por ideologías que como el feminismo obran en contra de la razón.


En conclusión, hay  un intento muy organizado, aunque no siempre explícito, de atenuar y castigar la masculinidad, vinculado con la hipotética tiranía que impulsa el patriarcado, premisa de una visión ideológica del mundo que ve la historia de la humanidad como la opresión de las mujeres por parte de los hombres, una forma patológica de interpretar el transcurso vital de la humanidad.

No es que hombres y mujeres siempre se lleven bien, pero fundamentalmente la historia humana es un proyecto colectivo que la mujer y el hombre, con enorme esfuerzo, han levantado juntos a lo largo de milenios.

Por lo tanto, describir esto como ´siglos de opresión de las mujeres por parte de los hombres´ es una retorcida reescritura ideológica de la historia.

Y eso es lo que se adoctrina como enseñanza de verdad irrefutable en las facultades de humanidades y ciencias sociales de las universidades, y a través suyo se ha ido diseminando en los sistemas de educación básica e intermedia.

Manifestación potencial de lo que el neomaxismo cultural define como ´cultura de la violación´, parte de una teórica masculinidad tóxica, cuyo impulso por competir resultaría tiránico, dado que la herencia a la que pertenece el varón apunta al patriarcado opresor.

Empero, hasta ahora, ha sido en el mejor interés de la humanidad que las mujeres sean egoístas a costa del sacrificio de hombres cada vez más desechables y menos admirados, en cuyos corazones empieza a brotar la furia.

Con la naturaleza humana en debate, la ideología de género es un perverso proyecto de ingeniería social neomarxista, que substituye la guerra de clases por la guerra de sexos. Su premisa sostiene que existe una construcción cultural que obliga a la mujer a serlo, ya que las diferencias sexuales fueron creadas por jerarquías sociales machistas para perpetuar el poder masculino.

Auto-construcción que en sí mismo encierra una rebelión satánica contra lo que uno es, ya que si eres quien decide libremente lo que quiere ser, tal como se hace se puede quitar, hasta establecer su propio sexo independientemente de la biología, en una auto-construcción absoluta al mero deseo del individuo, que le convierte en algo distinto, cual un tercer sexo.

Feminización que estigmatiza la maternidad como una lacra, y es junto con el aborto libre, la base para homosexualizar la sociedad resultante, lo que implica la declaración contra natura de ´nuevos derechos humanos´ a costa de quitar los derechos humanos reconocidos, y ex profeso cambiar la sociedad poniendo en marcha un sistema totalitario que suprima todo ámbito privado.

Al imponer la ideología de género se busca influir en el modelo de familia deseada, e incluso en el patrón de comportamiento de la gente, cambiando por completo el paradigma de la familia, privándole de derechos hasta desacerla.

Siendo esto algo aún más amenazante que cualquier otro tipo de totalitarismo conocido a lo largo de la historia, porque pretende desaparecer la patria potestad, eliminando de las legislaciones nacionales cualquier referencia a los derechos y deberes de los padres en materia de educación, reproducción y sexualidad de sus hijos menores de edad, y para que nada puedan decidir en estos campos.

Entre los nuevos derechos concedidos estarían los que llaman derechos reproductivos, como el derecho a la plena sexualidad del menor, y el aborto temprano, indiferentemente del juicio que eso merezca a los padres. También están los nuevos derechos educativos para que la familia no pueda intervenir en la educación de sus hijos. 

´Nada hay inmutable ni eterno en ética´. Julian Huxley, globalista.

Es decir, que las verdades de la moral pueden ir mutando por evolucionismo. Si nada hay inmutable significa que la ética puede ir modificándose en función de nuevas convenciones. Por lo tanto, los derechos humanos también son evolutivos y progresivos, y no inmutables.

Ahora tal potestad recae en el Estado, asesorado por las comunidades científica y educativa, a través del juego de mayorías democráticas, pero lo que deja en evidencia que, al no alcanzarse un acuerdo sobre determinadas cuestiones, no se elimina la existencia de una verdad sobre las mismas. Ni tampoco es necesario demostrar que la verdad jerarquiza el conocimiento humano y es previa al mismo.

Si bien apariencia es realidad, apenas es un aspecto de la misma, ya que como la realidad no puede mostrarse instantáneamente bajo todos sus aspectos, lo que se ve corresponde a la estructura real del objeto observado.

En una comparación entre el deseo de uno y la visión de otro, ¿por qué la imaginación de alguien le da derechos que la visión de otro no tiene? Dices ser mujer, pero lo que yo estoy viendo es un hombre, o viceversa. ¿Yo tengo que respetar tu deseo, pero tú no tienes que respetar mi visión?

Novedad que resulta de haber un sujeto que puede parecer dos cosas al mismo tiempo. Y no por eso alguien debe dudar de su percepción. Al contrario, si lo imaginario vale más que lo real, hay disonancia cognitiva; engañado en mi percepción debo aceptar la falsificación de la realidad por el otro.

Entonces, sin atacar principios morales se ha defender los derechos de la percepción natural. El otro tiene el derecho de auto percibirse y parecer de otro sexo, pero también yo tengo el derecho de ver otra cosa, dado que si no existiesen evidencias primarias que no admiten ni necesitan prueba, no podría haber prueba de nada.

Matrimonio civil, divorcio, aborto a voluntad, ´matrimonio´ homosexual, adopción por parejas homosexuales y vientres de alquiler, normalización de la pederastia, pedofilia, del canibalismo y la pedofilia; un establecido vale todo, completo dado de vuelta donde la moral sexual es obviamente indefendible.

Con el artificioso protagonismo de la sexualidad, a la hora de presentarla como instrumento de realización plena, ¿acaso puede haber una moral sexual cuando para la dictadura relativista de la ideología de género no hay ningún límite, y todo queda al libre albedrío de la persona para que entienda su sexualidad como quiera, incluso incitando conductas precoces y aberrantes a menores de edad?

El neomarxismo sostiene que el impulso básico del Hombre es sexual, que solo será libre y feliz cuando deje de reprimir este instinto, lo único que le podrá liberar y realizar como ser humano - porque la verdadera liberación es el sexo por el sexo.

Pero añade que el hijo producto de una relación sexual no es natural, que es su enemigo, dado que lo natural sería la mera satisfacción del deseo sexual instintivo y nunca la reproducción que conlleva - lo que disocia por completo el sentido de la sexualidad, la maternidad y la familia.

En contra de todo aquello que la civilización impone mediante la razón para que el ser humano no se comporte cual un animal cualquiera, el aborto resulta en ´liberarse del enemigo´ que impide tú desarrollo individual.

El yo interpreto, yo digo, yo dictamino, yo establezco de un´dios personal´[5] digno de adoración individualista; el yo consumista que ha llegado a dominar el mundo actual; la consagración hedonista del relativismo moral; y el plan más demoníaco jamás diseñado - cumbre de la filosofía posmoderna que está desolando Europa.

‘Yo, nada más que yo, todo a mí, todo para mí, y esto por todos los medios, cualesquiera que sean’. Kadosch.

Yo consumista usado para poner en marcha la democracia de masas que hizo de él un yo dócil y feliz en una sociedad estable. Democracia como paliativo que no altera las circunstancias objetivas que la causan: un cambio en las relaciones de poder del Antiguo Régimen, a costa de sobre estimular la psicología instintiva e inconsciente del deseo.

Con la promesa de una condición sobrehumana inmediata, liberado de toda obligación y donde nadie puede ser examinado ni analizado, el individuo se torna un demonio sin paragón que puede juzgar, oprimir, maltratar y hasta matar, en contra del cristianismo, el capitalismo, el socialismo, la historia, la naturaleza, en contra de todo, y con su ego transformado en juez de la humanidad entera.

Revolución cultural de agresividad megalomaníaca perpetrada por un muy maléfico e insidioso movimiento ideológico radical casi imposible de resistir, pero ante el cual hay que prevalecer sin excusas, porque esto no es ni filosofía ni política sino crimen.



[1] Uno de los  textos canónicos de la ideología de género es el llamado ´manifiesto de la contra-sexualidad´ que afirma de la siguiente manera:
Los hombres y las mujeres son construcciones del sistema heterosexual de producción y reproducción que autoriza el sometimiento de las mujeres como fuerza de trabajo sexual y como medio de reproducción. La contra-sexualidad apunta a substituir ese contrato social que denominamos naturaleza por un contrato contra-sexual. En este nuevo contrato los cuerpos no se reconocen como hombres y mujeres sino como cuerpos hablantes.
Para los cuerpos hablantes el ano es el espacio erógeno a potenciar, es el espacio neutro para todos los cuerpos hablantes y presenta 3 características: el ano es el centro erógeno universal situado más allá de los límites anatómicos impuestos por la diferenciación sexual; es una zona de pasividad privilegiada, un centro de excitación y placer que no figuraba en los puntos anatómicos placenteros; el trabajo del ano no apunta a la reproducción ni al nexo romántico.

[2] La sociedad contra-sexual demanda que se borren las denominaciones masculina y femenina correspondientes a las categorías biológicas del documento de identidad.
Tras la abolición del sistema de reproducción hetero-centrada, la sociedad contra-sexual impone: abolición del contrato matrimonial y todos los sucedáneos liberales como el contrato de parejas de hecho; abolición de los sistemas de transmisión y el legado de los privilegios patrimoniales y económicos adquiridos por los cuerpos hablantes en el marco del sistema hetero-centrado; universalización de las prácticas estigmatizadas como abyectas; resexualizar el ano, difundir, distribuir y poner en circulación los nuevos códigos dildicos, parodiar y simular nuevas formas orgásmicas no relacionadas con el romanticismo, pudiendo desvelar los beneficios de la violencia y el dolor.

[3] La sociedad contra-sexual no conducirá jamás al acto de reproducción. Los métodos de contracepción y de interrupción del embarazo serán distribuidos por todas partes siendo obligatorios para todo cuerpo hablante. La contra-sexualidad denuncia, persigue y castiga las políticas psiquiátricas, médicas y jurídicas que impidan los cambios de sexo, y la sociedad contra-sexual demanda la abolición de la familia nuclear.

[4] La violación es un proceso consciente de intimidación mediante el cual todos los hombres mantienen a todas las mujeres en situación de miedo (...) El hecho que algunos hombres violen, significa una amenaza suficiente como para mantener a las mujeres en un permanente estado de intimidación (…) Los violadores han realizado bien su tarea, tan bien que la verdadera significación de su acto ha pasado inadvertida durante mucho tiempo. Susan Bronwmiller.

[5] Libre de dogmas y de imposiciones éticos morales.